(Portaluz/InfoCatólica) El conocido y valorado sacerdote canadiense comparte en entrevista con Portaluz su íntima experiencia de Dios y da respuesta a temas complejos que afectan hoy al sacerdocio.
¿Se debe permitir el matrimonio de sacerdotes para superar la carencia de vocaciones al sacerdocio que tiene la Iglesia?
Creo sinceramente que cuanto más se favorezca en los seminarios la vida de oración y la adoración eucarística, esa intimidad con Jesús, no tendremos que preocuparnos tanto por el tema de la castidad o de si el sacerdote debe ser casado o no. Cuanto más se identifique un chico joven con Jesús, el Señor transformará su corazón. Y entonces no será necesario preguntarse sobre si el sacerdote puede casarse o no. Permitir el matrimonio de los sacerdotes, no es la solución para la carencia de vocaciones.
Existen diócesis en las cuales el número de vocaciones al sacerdocio es mayor que en una diócesis vecina. ¿Cuál es la receta de Jesús para tener muchas vocaciones?
Recuerdo ahora a un obispo de Irlanda quien se preparaba para cerrar el seminario y antes de ejecutarlo, pidió que se hiciera adoración eucarística todas las semanas en las parroquias, orando a Dios por las vocaciones. Al cabo de un año entraron cincuenta seminaristas. ¡El Señor habla en serio cuando dice «Orad al dueño de la mies»! Primer punto entonces, la oración en Adoración Eucarística.
Segundo punto: Los seminarios tienen vocaciones allí donde se respeta la tradición de la iglesia, la enseñanza de la iglesia. Como dijo san Juan Pablo II, el Espíritu Santo fecunda los seminarios que enseñan la verdad.
¿Cuáles han sido las principales cruces de su ministerio sacerdotal?
Lo más difícil fue cuando me nombraron párroco en un lugar donde estaría solo. Un sacerdote que está solo lo tiene más difícil que si está acompañado por hermanos. Encuentro que no se debe entregar de esa forma una misión sacerdotal. A menudo los sacerdotes que están solos tienen problemas con el alcohol y otras dificultades... de todo lo que se puede encontrar en el mundo. Porque no estamos hechos para estar solos. Necesitamos estar en comunión con otros, orar juntos, compartir juntos. Por eso es que yo formo parte de la Sociedad Juan María Vianney que favorece esa fraternidad sacerdotal. Recuerdo ahora una diócesis en Francia donde el obispo tuvo muchos problemas con sacerdotes que estaban solos en algunas parroquias. En un año el diez por ciento abandonaron el sacerdocio. Eran jóvenes que se les había dejado solos. Con ese peso que conlleva el ministerio. Y esto es cada vez más difícil porque se multiplica el número de iglesias que debe atender cada sacerdote. Porque se fijan en las necesidades de la parroquia olvidándose de las necesidades del sacerdote. Jesús les enviaba de dos en dos. Era una protección y una fuerza.
Hay que rezar para que los obispos tomen conciencia de la realidad difícil que viven los sacerdotes cuando se les deja solos. Ver esto no atrae a los jóvenes a la vocación sacerdotal. Si ven a sacerdotes que están solos, sobrecargados, cansados, con hiperactivismo; así, ya no reflejan la alegría sacerdotal.
¿Cómo pueden entonces los jóvenes reconocer la llamada de Jesús?
Se facilita si los jóvenes están con sacerdotes felices. El Papa Francisco dijo en diciembre del año pasado que quería ver a sus sacerdotes como personas que comunican la alegría. Esto atrae a la juventud al sacerdocio.
¿Cómo nutre usted la alegría de su alma?
Orando y… si no pudiera ver a Jesús cada día en el Santísimo Sacramento, mi día no sería lo mismo.
¿Hace Adoración Eucarística todos los días?
Sí.
¿Cuánto tiempo?
Como mínimo una hora. Y cuando no tengo ministerios que atender, si puedo pasar dos o tres horas es maravilloso.
Para algunas personas, incluso sacerdotes, no acostumbrados, puede ser difícil. Hay sacerdotes que con sus actos muestran que hacer cosas es más importante…
Cuando el corazón de un sacerdote no ha sido tocado por el amor de Jesús..., como le ocurrió en Chile a un sacerdote quien durante uno de los retiros que he predicado nos ha dado su testimonio. Dijo que por primera vez en 18 años de sacerdocio había sentido el amor de Dios, mientras estaba orando, haciendo Adoración Eucarística. Sin esta experiencia del amor de Dios, nos volvemos hacia cualesquier cosa, buscando ese amor y esa liberación. Porque en el fondo lo que todos buscamos es el amor de Dios. Algunos sacerdotes incluso -que no han sido tocados por el amor de Dios, que no buscan esta experiencia- se vuelven a cosas que están fuera de su ministerio sacerdotal, como el yoga, el TaiChi. Creo verdaderamente que si un sacerdote le pide a Jesús que le toque, si le pide poder experimentar su amor, el Señor le regalará esa experiencia mística. La Virgen lo enseña: ‘Tenéis que enamoraros de Jesús en el Santísimo’.
¿Qué deben hacer los laicos por sus sacerdotes?
Orar por ellos, ayunar por ellos y pedir la santidad para vuestros sacerdotes. No es normal que sean los laicos de la parroquia quienes interpelen al sacerdote pidiendo hacer mas horas de Adoración o que sean ellos quienes pidan erigir una capilla de Adoración Eucarística Perpetua. Tendrían que ser los sacerdotes los testigos. Un sacerdote que Adora sabe la importancia que esto tiene y querrá abrir pronto una capilla de Adoración Eucarística Perpetua para que todos puedan adorar a Dios las veinticuatro horas.
¿Hay sacerdotes entonces que no son lo que se supone debe ser un sacerdote?
Eso sería decir demasiado… Creo más bien que algunos -desde que fueron llamados al sacerdocio hasta hoy- aún no han conocido el amor de Jesús. Por eso hay que orar para que descubran ese amor. Asimismo creo que en la formación al sacerdocio de algunos seminarios se da muy poco tiempo a la oración y la adoración eucarística comunitaria… Porque es también la adoración en comunión con otros, la que mueve a querer hacer más adoración. Cuando predico retiros, es clave pasar las noches en Adoración. Luego, cuando escuchamos los testimonios que nos dan los sacerdotes, dicen que ha sido durante esas horas de Adoración nocturna que fueron renovados y tocados por Cristo en su sacerdocio.