(Portaluz/InfoCatólica) «Para la investigación científica y la producción de vacunas u otros productos a veces se usan líneas celulares que son el resultado de intervenciones ilícitas contra la vida o la integridad física del ser humano. La conexión con la acción injusta puede ser inmediata o mediata, ya que generalmente se trata de células que se reproducen con facilidad y en abundancia. Este ‘material’ a veces es puesto en comercio o distribuido gratuitamente a los centros de investigación por parte de los organismos estatales que por ley tienen esta tarea. Todo esto da lugar a diferentes problemas éticos, sobre la cooperación al mal y el escándalo»... señala en su Nr. 34 el documento de la Congregación Para la Doctrina de la Fe.
Durante años, la Federal Drug Administration FDA (USA) ha conocido los peligros del insertar en receptores de las vacunas ADN de bebés abortados y la posible relación de esta práctica de algunos laboratorios con el posterior desarrollo de cáncer infantil y otros trastornos autoinmunes. El último estudio del Instituto Farmacéutico Sound Choice (SCPI) ha descubierto que esta es una verdad innegable.
Utilizando y analizando datos estadísticos de salud oficiales de los Gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Dinamarca y Australia Occidental, los científicos del Instituto Farmacéutico Sound Choice (SCPI) encontraron que los aumentos en el trastorno autista se corresponden con la introducción de las vacunas que utilizan células fetales humanas e incluso contaminantes retrovirales.
Aún más alarmante, según ha señalado la Dra. Theresa Deisher, científico jefe y fundadora del SCPI el uso de estas vacunas «no sólo se asocia con el trastorno autista en todo el mundo, sino también con la leucemia y los linfomas infantiles» (resumen del informe en inglés).
Al cierre de esta edición la FDA no se había pronunciado sobre la materia según informa el portal Children of God for Life que difunde la denuncia.