(Aleteia/InfoCatólica) En su alocución recordó el evangelio de Mateo en el cuál Jesús «viendo a la multitud, sintió compasión porque estaban cansados y sin fuerzas como ovejas que no tienen un pastor» (9,36). En este sentido, afirmó que existen tantas personas en las «periferias existenciales de nuestros días» que están cansadas y que esperan a la Iglesia, «ellos nos esperan».
El Papa cuestionó a los evangelizadores para que acepten la responsabilidad de compartir la «experiencia de la fe», del amor de Dios y del encuentro.
Leer las señales de los tiempos
El Papa Francisco aseguró que su tarea no era la de dar «un análisis detallado y completo de la realidad contemporánea» (Evangelii gaudium, 51), pero invitó a toda la Iglesia a «acoger las señales de los tiempos que el Señor nos ofrece sin parar».
«En medio a las realidades negativas» recomendó a los agentes pastorales de «ver también señales» que infundan esperanza y den valentía. El papa Francisco lamentó la pobreza y soledad en las que viven muchas personas en el mundo. «Cuántas personas viven con tanto sufrimiento y piden a la Iglesia de dar señales de cercanía, de bondad, de solidaridad y misericordia».
«Estas es un tarea - continuó - que espera especialmente a cuantos tienen la responsabilidad de la pastoral». El Papa pidió a los obispos, los sacerdotes, los diáconos, los (las) catequistas de leer «estos signos de los tiempos para dar una respuesta sabia y generosa».
Evitar clericalismo
«Delante de tantas exigencias pastorales y de tantas peticiones de los hombres y las mujeres, corremos el riesgo de asustarnos y de encerrarnos en nosotros mismo en una actitud de miedo y defensa». Y desde ahí que «nace la tentación de la suficiencia y del clericalismo» afirmó.
Entretanto, pidió evitar «codificar la fe en reglas e instrucciones, como hacían los escribas, los fariseos y los doctores de la ley en los tiempos de Jesús. Tendremos todo claro, todo ordenado pero el pueblo fiel y en búsqueda continuará a tener hambre y sed de Dios».
Asimismo, recordó su idea de la Iglesia como un «hospital de campaña» que cura a muchas personas «heridas» que piden cercanía, que nos piden «cercanía» como lo pedían a Jesús. Así invita a los evangelizadores de alejarse del mal ejemplo de los fariseos y los escribas y de buscar el testimonio de Jesucristo.
Salir a las calles
El Obispo de Roma aconsejó reflexionar sobre la enseñanza del evangelio (Mt 20, 1-16) del dueño de una viña que fue a buscar en diversas horas a los obreros para que le ayudarán. «Salgan a varias horas del día para andar a encontrar a cuantos están en la búsqueda del Señor. Llegen a los más débiles y los más vulnerables para darles a ellos el apoyo de sentirse útiles en la viña del Señor, aunque sea por una hora solamente».
Además exhortó a los pastores a no perderse en una «serie de actividades convulsas» sin entender la «esencia del compromiso de la evangelización». Y explicó: «A veces parece que estamos preocupados por multiplicar las actividades en cambio de estar atentos a las personas y su encuentro con Dios. Una pastoral que no tiene esta atención se vuelve estéril».
Asimismo, pidió de seguir el ejemplo de Jesús con sus discípulos que los acompañaba y recomendó oración y contemplación para encontrar la fuerza cuando falte en los momentos difíciles.
Por último, habló a los presentes de mantener «la paciencia y la perseverancia». «No tenemos la «varita mágica para todo, pero tenemos la confianza en el Señor que nos acompaña y no nos abandona jamás» porque aseguró que no faltan momentos de dificultad en la vida pastoral.
«No olvidemos, de todos modos, que la ayuda, llega, en primer lugar de las personas que ayudamos y apoyamos». «Hagamos el bien, pero sin esperar la recompensa. Sembremos y demos testimonio. El testimonio es el inicio de la evangelización que toca el corazón y lo transforma. Las palabras sin testimonio no valen, no sirven. El testimonio es lo que lleva y valida la palabra» concluyó.