(RV/Aci/InfoCatólica) En declaraciones a Radio Vaticana, el Prelado destacó la gran catolicidad de los fieles locales, quienes han vivido «la pertenencia a la Iglesia Universal» incluso cuando el Sucesor de Pedro y la Iglesia «eran considerados enemigos en la patria».
«Pienso en la larga persecución religiosa bajo el régimen comunista, pero también en otros momentos del pasado. Ahora es el Sucesor de Pedro quien nos mira y viene a encontrarse con nosotros, para confirmarnos en la fe y para rendir homenaje al martirio y al sufrimiento de los católicos, pero no sólo a ellos. La Iglesia en Albania lo espera con alegría y afecto, pero también las demás religiones y los no creyentes tienen gran estima y aprecio por nosotros».
Modelo ejemplar
En ese sentido, recordó que tras la caída del comunismo se pensaba que surgirían las tensiones interreligiosas entre las comunidades ortodoxas, musulmanas sunnitas, católicas y musulmanas bektashi, «pero no ha sido absolutamente así. Albania ofrece un modelo ejemplar de convivencia religiosa».
«No digo que se haya llegado a esta armonía sin sacrificio, pero los sacrificios realizados a lo largo de la historia han dado frutos de paz, de los que hoy gozan todos los ciudadanos del país. Los albaneses han aprendido, a lo largo de los siglos, que es posible ser plenamente fieles a la propia religión en el pleno respeto de la religión de los demás».
«No podemos gustar a Dios violando los derechos de los hermanos, pero se puede honrar a Dios, también públicamente, sin por esto invadir el espacio de los demás. Por tanto, el Papa Francisco encuentra en Albania un modelo ejemplar de convivencia pacífica entre las religiones», afirmó.
San Juan Pablo II visitó el país
Durante la entrevista difundida este viernes, Mons. Mirdita también recordó la visita de San Juan Pablo II hace 21 años, que significó «una caricia en el cuerpo atormentado de la Iglesia martirizada. Fue un día de luz para toda la nación. Él reconstituyó la jerarquía eclesiástica y consagró a los primeros cuatro obispos».
Ahora, explicó, la Iglesia local tiene laicos involucrados, «un clero autóctono, religiosos y religiosas albaneses que se unen a tantos misioneros que han trabajado con gran generosidad, pero que poco a poco pasan la posta a las nuevas generaciones albanesas».
«También la sociedad ha cambiado mucho, pero algunos desafíos siguen siendo los mismos, como la corrupción, la pobreza, la desocupación, la criminalidad organizada y la justicia», señaló.
La población más joven de Europa
El Arzobispo de Tirana dijo que si bien el pequeño país europeo tiene carencias materiales, «es rico de otros valores. Tenemos la población más joven del continente, a pesar de los flujos migratorios, tenemos una familia aún fuerte, en la que los ancianos son respetados, escuchados y atendidos».
«Tenemos una preciosa convivencia pacífica entre las religiones y, a pesar del trauma de la dictadura y el gran sufrimiento del pasado reciente, no hemos caído en la trampa de una nueva lucha de clases y hemos mantenido la paz social. Se puede decir que el Papa Francisco entra en el continente europeo a través del encuentro con un pueblo necesitado, que ha sufrido mucho, pero que también tiene mucho que dar a Europa», afirmó.