(Fides) «Eran casi las 18,15 y en ese momento» refiere a la Agencia Fides el P. Joseph Bezouzou, «estábamos en la iglesia para celebrar la misa diaria. Si el misil hubiese caído en la salida de la misa, habría sido una masacre. Damos gracias al Señor».
La parroquia había organizado para el próximo fin de semana un encuentro de jóvenes, con el fin de aliviar la tremenda tensión que acompaña a la vida cotidiana de los chicos y chicas de Alepo.
«Hemos decidido posponer todo», dice el padre Bezouzou «porque después de lo que ha pasado no se puede exponer a los jóvenes a nuevos riesgos. Pero el domingo, después de la misa, vamos a plantar un olivo en el lugar donde cayó el misil, y debajo del árbol pondremos una placa con una inscripción en árabe con las palabras 'paz' y 'Dios es amor'. Esta es nuestra única respuesta a las bombas y a la violencia que durante años trata de causar estragos en nuestras vidas».