(Observatorio de Bioética/InfoCatólica) Como pasa en todos los casos de eutanasia se requerirá el consentimiento paterno y excluirá a los niños con discapacidad intelectual o enfermedades mentales y deberá tener la aprobación de un equipo médico multidisciplinario, que valorara detenidamente la capacidad mental de estos niños.
La aprobación de esta ley marca la culminación de una progresiva aceptación en Bélgica de la eutanasia. Hasta la fecha Holanda, Bélgica y Luxemburgo son los únicos países de la Unión Europea en los cuales la eutanasia es legal.
En Bélgica la eutanasia de adultos está legalizada desde mayo de 2002. Sin embargo no así la de los niños. En relación con ello un estudio preliminar sobre la opinión de los médicos acerca de la eutanasia infantil muestra que el 69% de ellos son favorables a legalizar la eutanasia infantil.
En marzo de 2005 reconociendo que estaban aumentando las acciones eutanásicas en niños, sin la debida protección legal, médicos de la Universidad de Groningen publicaron un documento en el que se trataban de regular la eutanasia en los recién nacidos con problemas de discapacidad. Dicho documento es favorable a que la eutanasia activa sea legalizada en niños con un desesperanzado pronóstico que tienen un sufrimiento insoportable.
El protocolo especifica que terminar con la vida de estos niños puede ser aceptable si se cumplen cuatro requisitos: a) la presencia de un sufrimiento sin esperanza; b) el consentimiento de ambos padres; c) la consulta médica correspondiente; y d) que el procedimiento para terminar con la vida de estos niños sea acorde con los estándares médicos.
En contraste con la ley belga, el protocolo de Groningen representa una forma de eutanasia activa, no voluntaria, en la que el paciente, el neonato no tiene capacidad para mostrar sus preferencias.
En resumen, se puede decir que la eutanasia de niños en Bélgica seria únicamente permisible para niños en estado terminal, próximos a la muerte y que experimentan un sufrimiento constante y no tratable. Esta situación se presenta en determinadas circunstancias, pero la solución, a juicio de los autores de este artículo, debería ser médica y no eutanásica.
También manifestaban que todos los pacientes, incluidos los niños, deben tener acceso a unidades de cuidados paliativos, que aunque no siempre tienen respuesta para todos los problemas, sí que pueden contribuir a aligerar los sufrimientos de los pacientes y a ayudarles a morir.
También nosotros defendemos esta última posición, pues nunca la eutanasia, sea en adultos o en niños, puede encontrar, a nuestro juicio, un soporte moral.