(VIS) «Entre los carabineros y la gente -dijo el Santo Padre en el discurso que les dirigió- hay un lazo hecho de solidaridad, confianza y dedicación al bien común. Las «estaciones» de carabineros están presentes en todo el territorio nacional y son puntos de referencia para la colectividad, incluso en los pueblos más recónditos. Y esta presencia capilar os llama a participar en la vida de la comunidad en la que estáis insertados, tratando de estar cerca de los problemas de la gente, sobre todo de las personas más débiles y con dificultades. Vuestra vocación es el servicio».
Y esa vocación se manifiesta «en la defensa de los individuos y del medio ambiente, en la acción por la seguridad, por el respeto de las reglas de la convivencia civil y por el bien común: es un compromiso concreto y constante en la defensa de los derechos y deberes de los individuos y de la comunidad. La tutela del orden público y de la seguridad de las personas es un compromiso siempre actual en una sociedad dinámica, abierta y garantizadora, como la italiana en la que estáis llamados a actuar».
El papa Francisco habló después de la historia del Cuerpo recordando entre sus miembros al siervo de Dios, Salvo d'Acquisto que a sus 23 años, en Palidoro, cerca de Roma, «ofreció su joven existencia para salvar de la brutalidad nazi la vida de personas inocentes» . Tampoco dejó de mencionar que los Carabineros fuera de las fronteras nacionales actúan como «constructores de paz, para garantizar la seguridad, el respeto de la dignidad y la defensa de los derechos humanos en países atormentados por conflictos y tensiones de todo tipo». «Y no ceséis -terminó- de dar en todos los lugares, tanto en la patria como fuera de ella un testimonio claro y gozoso de humanidad, especialmente con los más necesitados y desafortunados».