(Miguel Navia para InfoCatólica) El Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, es una persona muy consciente del problema que abunda en la sociedad actual: un amor mal entendido. Esto, para los jóvenes, viéndose reflejado en los noviazgos y según piensa el Prelado, nace en la familia. «Cuando el joven no ha vivido en un ambiente de familia, en donde ve el amor de los papás como esposos, y por lo tanto no ha tenido la experiencia clara de lo que es un compromiso de amor, serio, profundo, pues indudablemente que no tiene un referente y por lo tanto fácilmente se desorienta», declaró Monseñor Salazar.
Según él, uno de los más grandes problemas es vivir en una sociedad tremendamente sexualizada, la cual ha perdido totalmente el sentido del amor y ha pensado que el amor es simplemente tener sexo, y sexo indiscriminado. «Pienso que para poder verdaderamente darles a los jóvenes orientaciones profundas, se necesita partir de una renovación de la familia. Ahora, esto no es fácil», precisó.
Como a las generaciones actuales no les gusta que les digan qué deben hacer, el Cardenal recomienda, para enseñarles, hacerles experimentar y gustar a partir del testimonio. «Por ejemplo, si verdaderamente ellos ven familias, bien constituidas, matrimonios que se aman, que son capaces de superar problemas, que son capaces de vivir en el amor, indudablemente que van a descubrir la belleza del amor y van a poder seguir, una línea de amor verdadero y amor auténtico», dijo agregando que esto también depende de los sacerdotes que deben dar testimonio de amor.
El amor, según él, en su verdadero sentido, es fundamentalmente un salir de sí mismo para buscar el bien de los demás. En este aspecto, la Iglesia, en Colombia, se ha movido a través de la Pastoral Juvenil y la Pastoral Infantil, los colegios católicos. «(También) tenemos la Pastoral Familiar, que precisamente busca consolidar las parejas para que puedan dar un testimonio claro de su amor. Tenemos todo lo que es la evangelización que va fundamentalmente hacia aprender, todos juntos, lo que es el amor. Porque, el Evangelio se puede resumir en una sola palabras, que es amor», declaró el Purpurado.
Según Monseñor Salazar, hay muchos factores que influyen en las crisis matrimoniales del mundo actual. «Especialmente, precisamente, esa sexualización de la sociedad», expresó agregando que actualmente vivimos en una cultura de lo provisorio, de lo temporal y transitorio. Según él, hablar de palabras como siempre, para siempre, absolutamente, no tiene sentido porque, hoy, todo es relativo y todo se pone en juego. «Entonces, hay una cultura ambiental, en este momento, que no favorece el matrimonio. Y si se llega al matrimonio, entonces favorece, más bien, la separación en la primera dificultad que se presente», dijo el Cardenal.
«A mí me aterra que hay muchas parejas que, antes de casarse, van ante un juez, o ante un notario, y hacen separación de bienes. Por lo tanto, ya previendo que se van a separar. Si se entra con esa mentalidad al matrimonio, de que el matrimonio es algo temporal, y que por lo tanto hay que garantizar previamente las condiciones de una separación, pues indudablemente que nada va a durar», añadió el Prelado.
En este orden de ideas, lo que pareciera es que los jóvenes actuales, tienen una actitud reacia hacia la idea del matrimonio. Monseñor Salazar cree que eso se debe a esa cultura de lo provisional. «Estaba leyendo, hace poco, un artículo sobre, precisamente, esa dificultad grande de que, incluso, las relaciones desde la juventud, prácticamente son relaciones perfectamente temporales y esporádicas. Es decir, no se busca una relación sólida, una relación estable, sino que sencillamente se quiere vivir el momento como se presente. Y, generalmente, ese momento es un momento más bien sexual que de amor», agregó.
Por otra parte, actualmente hay diferentes factores que tiene el concepto de familia desdibujado. Monseñor Salazar afirma que esto es porque hay muchos ataques contra la familia, empezando por el matrimonio, debido a esa mentalidad que impera, y manda en el mundo de hoy. Es una mentalidad para separar totalmente la relación sexual del amor; no darle ningún sentido al amor como una entrega, definitiva y estable, de dos personas que verdaderamente quieren crear una familia.
«Al mismo tiempo, también, hay un problema muy serio que es todo esto de la mentalidad, o la cultura de género que se está tratando de implantar; esto ataca fundamentalmente el matrimonio porque ataca esa realidad de que somos varones y mujeres y por lo tanto estamos llamados a crear un matrimonio entre varón y mujer, un matrimonio verdaderamente estable que sea fuente de vida y de felicidad, no solamente para los que contraen matrimonio sino también para toda la sociedad», añadió.
Pero el Prelado piensa que también hay un miedo al compromiso. «Se quiere vivir la vida sin comprometernos. Se quiere vivir la vida de una manera fácil, barata, que no implique sacrificio, donación, entrega. Entonces, todo esto, indudablemente es una mentalidad que hace muy difícil el que los jóvenes piensen en un matrimonio con todas las de la ley», declaró.
Ahora, otro factor que influye, fundamentalmente al deseo de crear familia –a tener hijos–, es que el dinero, en el mundo de hoy, se ha puesto como valor central, casi como valor único acerca del cual se puede juzgar todo lo demás. «(Por esto) indudablemente que el rendimiento económico de la persona pasa a ser lo más importante y al volverse lo más importante, se exige cada vez más. Indudablemente que esto lleva a que las personas tengan miedo de traer hijos al mundo, porque piensan que las exigencias económicas son tan grandes, tan altas, que se hace prácticamente imposible», expresó agregando que eso era una distorsión de la realidad.
La Iglesia, en todo el mundo, está tratando de hacer caer en cuenta a la gente que el dinero no puede ser el único valor fundamental, según afirma Monseñor Salazar. «El dinero es necesario para la vida pero es un instrumento, no un fin y no lo único importante por lo que hay que luchar. Esto lo estamos haciendo a través de la educación que se hace especialmente en el campo de la pastoral social» afirmó el Prelado. Esto es un problema que preocupa mucho a la Iglesia pero que, según el Cardenal, debe preocuparnos a todos y que como cristianos, como buenos seres humanos, debemos actuar para corregir estos errores.