(Agencias/InfoCatólica) Sin mencionar explícitamente ninguna ley en concreto, Soler ha defendido que «a la hora de legislar, el Estado lo tiene que hacer siempre de acuerdo con el bien común, sin privilegiar ni discriminar ninguna opción ideológica, ni filosófica, ni religiosa».
Aunque ha defendido la laicidad del Estado, el abad de Montserrat ha dicho que ello «no quiere decir ignorancia entre él (el Estado) y las comunidades creyentes».
Aceptar el hecho religioso
«El Estado y la sociedad en general tienen que aceptar el hecho religioso como una realidad positiva, que puede hacer una buena aportación a la convivencia social y a la maduración de las personas y por tanto tiene que acoger con respeto, sin prejuicios y con mente abierta las propuestas éticas que provienen de las instituciones religiosas y valorarlas según las competencias de cada uno», ha explicado el religioso.
«Se tienen que respetar la presencia pública del hecho religioso y de sus símbolos, siempre que no vulneren o pongan en peligro el bien común», ha puntualizado el abad.
Josep María Soler ha señalado que «creyentes y no creyentes pueden buscar juntos caminos de paz, de justicia, de calidad de la convivencia, de respeto de cada persona y a sus derechos legítimos, de atención a las personas que sufren».
El monje ha pedido a la Iglesia que no tenga miedo a «una laicidad positiva e incluso la tenemos que defender», aunque ha reconocido que «la cultura dominante está alejada en buena parte del cristianismo» y ha propuesto que se «proponga y no se imponga».
El abad ha dicho que aunque «los cristianos tenemos unas convicciones concretas por razones antropológicas, hay que respetar el juego democrático».
«Esto pide que los cristianos -ha comentado- hagamos la propia aportación al debate social sobre los diversos temas para contribuir al diálogo y a la reflexión con vista a una mejor toma de decisiones».
«A veces, sin embargo, las convicciones de los cristianos pueden entrar en contradicción con las leyes de Estado; leyes que, en democracia, algunas veces sólo pueden establecer el mal menor. Evidentemente, en estos casos, los cristianos no podemos pretender imponer nuestra visión antropológica; en una sociedad plural, no podemos pretender que la moral cristiana se convierta en ley de Estado», ha sentenciado.
Objeción de conciencia
A renglón seguido, el abad ha puntualizado que «en el caso de que haya una contradicción flagrante, se podría hacer objeción de conciencia, como ya ocurrió en los primeros siglos del cristianismo, pero se tiene que hacer sin menospreciar a los individuos que en conciencia asumen comportamientos que contradicen la ética cristiana».
Por eso, el religioso benedictino ha pedido a los miembros de la Iglesia «una gran dosis de comprensión hacia las personas concretas, sus ideas y sus problemas» y a los medios de comunicación de titularidad o inspiración cristiana «que se priven de todo clima de agresividad y no manipulen los contenidos informativos de acuerdo con prejuicios o con posiciones ideológicas determinadas».
Cataluña
El abad de Montserrat ha hecho también una reflexión sobre el debate soberanista en Cataluña y ha reprochado a la Conferencia Episcopal Española que «nunca haya comprendido» la realidad catalana y que, «sin entrar nunca a valorar el fondo de las reivindicaciones de la sociedad catalana», haya «ido repitiendo, sin matices, la defensa de la unidad de España como un bien moral que se debe cuidar y mantener».
Josep María Soler se ha mostrado favorable al reconocimiento de «la realidad nacional de Cataluña» que, ha dicho, «es previa a la formación del actual Estado español», y ha pedido abordar la cuestión «con mentalidad abierta y democráticamente dialogante».