(ACI/InfoCatólica) El Santo Padre señaló que «aún entre las oportunidades y los peligros de la red, se debe ‘discernir todo’, conscientes de que seguramente encontraremos monedas falsas, ilusiones peligrosas y trampas que hay que evitar. Pero, guiados por el Espíritu Santo, descubriremos también valiosas oportunidades para conducir a los hombres al rostro luminoso del Señor».
El Papa Francisco indicó que entre las posibilidades «que ofrece la comunicación digital la más importante se refiere al «anuncio del Evangelio».
Sin embargo, advirtió que «no es suficiente adquirir los conocimientos tecnológicos, si bien sean importantes. Se trata ante todo de encontrar a hombres y mujeres reales, a menudo confundidos y heridos, para ofrecerles verdaderas razones para la esperanza».
La evangelización en Internet, precisó, «requiere relaciones humanas auténticas y directas para culminar en un encuentro personal con el Señor», por lo que «Internet no basta, la tecnología no es suficiente».
«Pero ello no quiere decir que la presencia de la Iglesia en la red es inútil. Todo lo contrario, es indispensable estar presentes, siempre con estilo evangélico, en lo que para muchas personas, especialmente los jóvenes, se ha convertido en una especie de ambiente de vida, para despertar las preguntas incesantes del corazón sobre el sentido de la existencia e indicar el camino que conduce a Aquel que es la respuesta, la Misericordia Divina hecha carne, el Señor Jesús».
El Papa recordó el 25 aniversario de la carta apostólica Mulieris dignitatem del Beato Juan Pablo II, así como la reciente Jornada Mundial de la Juventud Río 2013, cuyo lema, «Vayan y hagan discípulos a todas las naciones», destacó, dijo, «la dimensión misionera de la vida cristiana, la necesidad de salir hacia aquellos que esperan el agua viva del Evangelio, hacia los pobres y los excluidos».
«Hemos visto de primera mano cómo la misión de Iglesia brota de la alegría contagiosa del encuentro con el Señor, que se transforma en esperanza para todos».
El Santo Padre señaló que «la Iglesia está siempre en camino, en busca de nuevos caminos para anunciar el Evangelio. Y la contribución y el testimonio de los fieles laicos se muestran indispensables cada día más».