(SIPSE/InfoCatólica) El cardenal ofreció la conferencia «Vocaciones, regalo de Dios», donde se enfocó a las situaciones actuales que dificultan el surgir de la vocaciones y su formación.
Señaló que el futuro de la Pastoral Vocacional depende del compromiso de cada persona y de cada uno de los que forman la iglesia.
Indicó que la familia juega un papel importante en las vocaciones, pero la estructura social actual hace que pocos estén dispuestos al sacrificio y a rechazar al esfuerzo, de allí la desintegración, la falta de transmisión de la fe y a la formación religiosa por parte de los padres.
«Del divorcio tan frecuente se da hoy el paso a la cultura de parejas o de encuentros ocasionales, desligando el ejercicio de la sexualidad del matrimonio; se percibe, además, que la mayoría de las familias ha abandonado la educación en la fe y en los valores cristianos a sus hijos con la eficacia con que antes se hacía. Es evidente que si no hay familia no habrá vocaciones, pues éstas nacen y maduran en el seno familiar», advirtió.
«Las familias de muchos seminaristas están rotas o afectadas por separaciones, alcoholismo, uniones de hecho y abusos sexuales. Con mayor frecuencia ingresan a nuestros centros de formación sacerdotal hijos de padres indiferentes, no creyentes, incluso de otras confesiones religiosas», mencionó.
El prelado pidió a los padres «no ser alcahuetes» de sus hijos y educarlos con base en las premisas de darles mucho amor y exigirles mucho.
«Si les dan mucho amor y no les exigen entonces los jóvenes serán débiles de carácter y si les exigen sin darles amor los harán rebeldes», aseveró.
Añadió que muchos jóvenes llegan a los seminarios carentes de todo lo fundamental en la educación, «no leen, no escriben y cero formación religiosa, dependen del celular y del Internet, en el que pierden el tiempo y pueden navegar en toda clase de inmoralidades», advirtió.
Llamado de la iglesia
El cardenal denunció igualmente que en Michoacán el acoso del crimen organizado es muy fuerte y no sólo lo ha sufrido el Obispo de Apatzingán, Mons. Miguel Patiño, sino varios sacerdotes, por lo que espera que las autoridades pongan «remedio».
«La iglesia tiene que llamar a la conciencia de los gobernantes, policías y ciudadanos para abandonar esos caminos de violencia», manifestó el Cardenal.
Reveló que la juventud actual en México vive una filosofía de «comunión» con el crimen organizado al gozar la vida fácilmente, por lo que se debe seguir con la nueva evangelización, que en su momento pidió Juan Pablo II.