(Sin Mordaza/InfoCatólica) «Si soy yo el que está de más en AP, tendré que irme, pero no voy a tolerar más de lo mismo», dijo Correa a través de su cuenta en Twitter.
La AFP contactó al secretario del partido, Galo Mora, quien se excusó de atender la llamada asegurando que se «encontraba en una reunión con el presidente» en la sede de gobierno. Otros miembros del buró político de AP también declinaron hablar de momento.
Ferviente católico, el presidente Correa, de 50 años, se ha mostrado siempre dispuesto a dejar el poder antes de ceder en temas controvertidos como la legalización del aborto o en proyectos de ley que considera clave.
En siete años de gobierno, ha blandido por lo menos en cinco ocasiones la amenaza de la renuncia, pero por primera vez advierte de la intención de abandonar AP, el partido que fundó en 2006 y con el que alcanzó el poder ese año.
AP, una fuerza que reunió varias tendencias de izquierda, cuenta actualmente con 100 de los 137 asambleístas del Congreso, y en el pasado enfrentó la deserción de varios de sus miembros por discrepancias con el mandatario.
«Esta forma de chantaje político se ha vuelto característico en el presidente Correa», opinó Wladimir Sierra, director de la escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Quito.
De ahí que -dijo el experto a la AFP- si «cualquier miembro del movimiento Alianza País osa discrepar, ese miembro tiene que ser separado o simplemente rectificar».
La manzana de la discordia
Correa dejó latente la posibilidad de desvincularse del oficialismo en el punto más crítico de una controversia por la despenalización del aborto en todo caso de violación.
El jefe de Estado, que impulsó con éxito la prohibición de las corridas de toros, los casinos y el consumo de alcohol los domingos, acusó a sus copartidarios de traición porque, según él, AP había alcanzado un acuerdo para mantener sin cambios un proyecto de código penal en lo referente a ese punto.
La normativa vigente despenaliza el aborto en casos de violación de mujeres con deficiencias mentales, y en situaciones de riesgo de muerte para la madre.
El 10 de octubre, Correa dijo estar dispuesto a renunciar a la presidencia. Tras la amenaza, la parlamentaria Paola Pabón retiró la propuesta.
«No es sobre el aborto (pensar distinto) es sobre falta de confianza política, el no respetar los acuerdos, el impulsar agendas particulares. Ya no podemos tolerar esto. Son más de seis años de lo mismo!», justificó el gobernante este lunes.
Para Sierra, la más reciente amenaza de Correa está lejos de concretarse. «Ni Alianza País podría sobrevivir sin Rafael Correa, porque quedaría acéfalo, y tampoco Rafael Correa, como figura política, podría subsistir sin ese movimiento porque quedaría aislado», sostuvo.
Sin embargo, Daniel Montalvo, investigador en Ciencias Políticas de la Universidad San Francisco, consideró que, en el remoto caso de que Correa cumpla su amenaza, es «muy probable que sobreviva sin partido» pero no lo contrario.
«Aquí la política es muy personalista. El presidente no es sólo el jefe del gobierno sino el legislador más importante de Ecuador (...) Los mismos legisladores saben que están en la Asamblea gracias a Correa y no porque la gente los conozca», señaló a la AFP.