(A. Navarro/La Gaceta) Algunos actúan de forma intimidatoria. Uno de los líderes reconoce que trabaja para implantar la sharia en todo el país. ¿Pueden estas patrullas urbanas hacer real un Londonistán de guetos donde imperen la ideas de una minoría extrema? El asesinato en mayo del soldado británico Lee Rigby en Woolwich, al sureste de Londres, volvió a poner de relieve el problema: sus asesinos –Adebolajo y Adebowale– mataron en nombre de los musulmanes de todo el mundo y frecuentaron durante años diversos colectivos extremistas de la capital británica. El Reino Unido –y todo Occidente– es el enemigo: el discurso simplista de Al Qaeda.
Grupos de voluntarios
¿Quiénes forman las Patrullas? Son grupos de musulmanes voluntarios que, de forma regular, frecuentan las calles de ciertos suburbios, especialmente del Este –como Whitechapel o Tower Hamlets– para reprobar a la sociedad las prácticas ilícitas –haram– para el islam. Existe un colectivo que utiliza formas intimidatorias y otro –el llamado Proyecto Sharia– que actúa pacíficamente.
Anjem Choudary, fanático y veterano portavoz de diversos grupos radicales al que se vincula a los voluntarios callejeros –este antiguo abogado de origen paquistaní había fundado dos grupos radicales: Al-Muhajiroun y Islam4UK, posteriormente ilegalizados–, no oculta que trabaja para implantar la sharia en todo el Reino Unido. Su último experimento, Musulmanes contra las Cruzadas –prohibido en 2011 por las autoridades locales–, propugnaba la creación de una serie de emiratos al margen de la legalidad en ciudades como Bradford, Dewsbury o el distrito de Tower Hamlets en Londres.
Vídos en Youtube revelan sus métodos
¿Cómo actúan las patrullas? Varios vídeos en YouTube muestran cómo intimidan a los viandantes que encuentran a su paso. Es habitual que traten de disuadir a quienes beben alcohol en la vía pública, así como a aquellos que escuchan música o fuman. Tampoco llevan muy bien la vestimenta de las mujeres que se sale de sus cánones de decencia ni los homosexuales. La prostitución es otro de sus blancos recurrentes.
En estas grabaciones, los miembros de las patrullas sintetizan su mensaje: «Estamos aquí para limpiar las calles de vicio», «esto es una zona musulmana. Fuera de aquí», «nos da igual que esto sea Gran Bretaña. Ya no es tan grande, ¿lo entiendes?».
Gracias a una de estas grabaciones, a finales de enero la Policía detenía a cinco personas relacionadas con el supuesto abuso de un hombre homosexual y de los insultos lanzados a las mujeres, calificadas de «animales desnudos sin respeto por sí mismas».
Scotland Yard advierte
Los agentes alertan del riesgo de que la actividad de estos vigilantes de la fe derive en enfrentamientos violentos y protestas. «Cualquiera puede ser objetivo», admiten.
El rechazo es predominante entre los principales colectivos de musulmanes británicos.
Maajid Nawaz, presidente de Quilliam Foundation, asegura que este tipo de grupos de radicales será cada vez más frecuente: «Las patrullas musulmanas podrían convertirse en algo mucho más serio y tal vez pasar a cometer asesinatos o mutilaciones si comienzan a reclutar yihadistas que hayan luchado sobre el terreno en otros países».
Rechazo por parte de musulmanes moderados
Según Shams Adduha Muhammad, director del Ebrahim College, una institución cultural islámica, las patrullas «son absolutamente antislámicas».
Además, los principales colectivos de musulmanes han marcado distancias respecto a las Patrulla, como el Consejo Musulmán Británico: «La inmensa mayoría de los musulmanes británicos condenan estas ideas (…) La sharia prohíbe a los musulmanes aplicar la ley a su manera… estos jóvenes no han entendido bien las enseñanzas de la fe», afirmaba el portavoz Ibrahim Megra. La Mezquita del Este de Londres se ha pronunciado claramente en contra: «Son una minoría y no representan a los musulmanes del Reino Unido», manifestaba un portavoz del templo. Por otra parte, han sido diversos los ataques sufridos por mezquitas o centros culturales islámicos tras el asesinato de Woolwich.
Con todo, el ánimo general de los británicos continúa siendo contenido. El extremismo se cuela entre los resquicios de una sociedad tolerante y paradigma del modelo multicultural. De momento, los londinenses no parecen dispuestos a sacrificar la libertad en la batalla contra el discurso fanático y el terrorismo de inspiración religiosa.