(Profesionales por la Ética)La aseguradora ha sido condenada a indemnizar a dos parejas usuarias de reproducción asistida (con quinientos mil dólares y doscientos veinte mil dólares respectivamente) a devolverles el importe del tratamiento realizado en el Servicio de Esterilidad y Fecundidad, incluyendo la medicación que habían adquirido.
El procedimiento judicial lo iniciaron ambas parejas en el año 2004. Tras un tratamiento de fecundación in vitro generaron 16 embriones de los cuales 3 fueron descartados. A cada mujer se le transfirieron 3 embriones; una tuvo mellizos y la otra no logró quedarse embarazada. El resto de embriones (3 de una pareja y 4 de la otra) fueron congelados.
Al cabo del tiempo, la pareja que no había logrado tener hijos volvió a pedir los embriones para intentar de nuevo tener un hijo y descubrieron que la clínica que los custodiaba ya no los tenía.
Los embriones conservados habían sido desechados por un error de manipulación por el cual la temperatura estaba más baja de lo que debía y se quemaron. La sentencia indica que ambas parejas no fueron informadas de los riesgos de la técnica de crioconservación a la que se somete a los embriones.
El embrión tiene estatus propio
La resolución judicial también afirma que el embrión «tiene estatus propio, nunca idéntico al de las cosas o bienes (…). Ello implica que no pueda ser voluntariamente destruido, desechado, utilizado para otros fines que no sean el de sus propia culminación como ser humano y menos aún manipulación, ni utilización con fines de investigación y experimentación».
Para Teresa García-Noblejas, Secretaria General de Profesionales por la Ética, «las afirmaciones de la sentencia sobre el estatus del embrión humano son aplicables a todos los países. Lamentablemente, en España (tercer país europeo donde más tratamientos de reproducción asistida se hacen al año) la legislación permite desechar embriones y seleccionarlos en función de sus características genéticas.
Descontrol
No existe ninguna estadística oficial sobre el número de embriones congelados y los centros de reproducción asistida no tienen obligación de proporcionar sus datos. La destrucción de 170 embriones congelados en el Hospital La Paz de Madrid hace unos meses la hemos conocido porque se trataba de un centro público; no existe control alguno sobre este tema, es tabú pero genera enormes beneficios».