(VIS) Con las palabras de San Pedro «alimentar el rebaño de Dios que os ha sido confiado», ha recordado a los presentes: «Estamos llamados a ser pastores, no de nosotros mismos, sino del Señor, y no para servirnos a nosotros mismos sino al rebaño que nos ha sido confiado, servirlo hasta dar la vida como Cristo, el Buen Pastor». Asimismo ha destacado que la palabra alimentar significa cuidar habitual y cotidianamente del rebaño.
Corazón grande
«De aquí -ha explicado- nacen tres breves pensamientos». En primer lugar acoger con generosidad. «Que vuestro corazón -les ha dicho- sea grande para saber acoger a todos los hombres y mujeres que encontrareis durante vuestros días y que iréis a buscar cuando comencéis el camino en vuestras parroquias y en cada comunidad».
En segundo lugar, caminar junto al rebaño.«Caminar con los propios fieles y con todos los que se dirigirán a vosotros, compartiendo alegrías y esperanzas, dificultades y sufrimientos, como hermanos y amigos, pero aún más como padres, que son capaces de escuchar, comprender, ayudar y orientar». Para ello Francisco les ha instado a que no olviden el afecto hacia sus sacerdotes «que son los más cercanos al obispo»; que se mezclen con los fieles para tener «el olor a rebaño»: y que el servicio a este rebaño sea humilde, austero y esencial.
«No seamos hombres con psicología de príncipes»
«Hombres ambiciosos -ha continuado- que son esposos de esta Iglesia, a la espera de otra mejor o más rica. ¡Esto es un escándalo!. Si llega un penitente y te dice: yo estoy casado, vivo con mi mujer, pero miro continuamente a otra mujer que es más guapa que la mía. ¿Es pecado, Padre?. El Evangelio dice: es pecado de adulterio. ¿Existe el adulterio espiritual?. No lo se, pensadlo vosotros. No estéis a la espera de una mejor, más importante, más rica. Tened cuidado de no caer en el espíritu del «carrerismo». ¡Esto es un cáncer!».
Por último, permanecer junto al rebaño. El Papa ha insistido en la estabilidad de quedarse en las diócesis sin buscar cambios ni promociones pidiéndoles que, si se ausentan de ellas, sea por poco tiempo y no una costumbre. «Sed esposos de vuestra comunidad, unidos profundamente a ella. Os pido, por favor: estad en medio de vuestro pueblo... evitad el escándalo de ser «Obispos de aeropuerto»... Sed pastores que acogen con afecto, misericordia, dulzura y firmeza paterna, con humildad y discreción, capaces de observar vuestros límites y de tener una dosis de humor».
Al final, el Santo Padre ha reiterado la necesidad de la paz en Siria y ha pedido a los presentes que rezasen por él.