(PD/InfoCatólica) «Las preguntas que nos hicimos fueron si los pacientes que no responden en absoluto a los estímulos (...) pueden prestar atención y si podemos utilizar esa capacidad para comunicarnos con ellos», dijo la autora principal, Lorina Naci, de Western University, London, Ontario.
Con su colega Adrian Owen estudió a tres pacientes con daño cerebral grave en estado vegetativo o de conciencia mínima. Colocaron a los pacientes en un escáner de imágenes por resonancia magnética funcional, que determina la cantidad de sangre que fluye en ciertas áreas del cerebro, lo que se utiliza como un indicador de actividad cerebral.
Tras asegurarse de que los pacientes podían oír, los autores probaron si podían cumplir indicaciones con una serie de sonidos a los que debían o no prestar atención. Luego, compararon esas imágenes para detectar diferencias. Las imágenes mostraban un aumento de la actividad cerebral después de las indicaciones de prestar atención.
Es más: dos pacientes evaluados con otras técnicas pudieron reconocer ciertas palabras de una serie. La actividad cerebral aumentaba cuando los médicos les decían esas palabras.
También pudieron responder a preguntas básicas (sí o no) sobre ellos mismos y su entorno. Cuando los médicos pronunciaban la respuesta correcta, se activaba el cerebro. Por ejemplo, los médicos decían no a la pregunta «¿Está en el supermercado?» o sí a «¿Está en el hospital?».
«Evaluamos a los pacientes dos veces, con un intervalo de cinco meses, y hallamos que se activaban las mismas regiones cerebrales», dijo Naci. «Tenemos un 99 por ciento de confianza en los resultados (...) Podemos deducir que es una respuesta importante de los pacientes», apostilló.
Su equipo está trabajando para desarrollar escáneres portátiles, mientras colaboran con filósofos y médicos para decidir si estas personas con conciencia mínima podrían participar del proceso de atención y tomar decisiones.