(La Nación/InfoCatólica) En el nuevo mensaje difundido ayer por la Conferencia Episcopal, los obispos lamentan la polémica que levantó la consagración en algunos sectores. En criterio de los obispos, el acto no representó un compromiso para Laura Chinchilla, cabeza del Poder Ejecutivo; Luis Fernando Mendoza, presidente de la Asamblea Legislativa, y Zarela Villanueva, jerarca del Poder Judicial.
«(La consagración) no compromete ni condiciona la proyección pública de los presidentes, los supremos ni de los funcionarios de estas instancias», dijeron. Sobre este tema, Mendoza ofreció disculpas a los legisladores por hablar en su nombre, mientras que la mandataria, señaló que ya no es posible desdecirse.
Para los obispos, el acto del 2 de agosto no puso en riesgo «bajo ninguna circunstancia, la necesaria autonomía entre el Estado y la Iglesia católica». Además, recordaron que están en sintonía con el papa Francisco, quien se ha manifestado en favor de un Estado en el que impere «la sana laicidad».
La declaración hecha por la Iglesia este viernes no contentó a los miembros de la Asamblea Legislativa que criticaron a su presidente por haberlos consagrado sin antes consultárselo. La diputada María Eugenia Venegas, del Partido Acción Ciudadana (PAC), afirmó que los obispos optaron por minimizar lo hecho aunque esto no resuelva la transposición de poderes que, según dijo, ocurrió durante el acto religioso. Por su parte, Carlos Góngora, de la Unidad Social Cristiana (PUSC), afirmó que el mensaje obispal no remedia la polémica. «Esta declaración lo que hace es confirmar que sí cometieron un error pues, de no haber existido el yerro, no hubiera sido necesaria», concluyó.
La Sala Constitucional tiene en estudio un recurso de amparo, según el cual la consagración viola la libertad religiosa.
Mensaje de la Conferencia Episcopal de Costa Rica
«María es de Costa Rica y Costa Rica es de María»
Como cada año, miles de romeros y devotos de la Santísima Virgen María, venerada bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, visitaron el Santuario acional en Cartago, casa común de todos los costarricenses. «La Iglesia, cuando busca a Cristo, llama siempre a la casa de la Madre y le pide: «Muéstranos a Jesús». De ella se aprende el verdadero discipulado.»
En este contexto, se realizó la consagración de nuestro país a María, Patrona de Costa Rica. Muy lejos de constituirse en un «acto reivindicativo» del «poder» de la Iglesia, este fue un gesto con carácter estrictamente espiritual, donde los titulares de los poderes públicos y los pastores de la Iglesia aceptamos que, como seres humanos, cometemos errores, faltando a los valores que dan sentido a nuestra convivencia social y reconociendo que, sin la presencia de Dios en nuestras vidas, no se pueden enfrentar las vicisitudes del diario existir.
Si bien, lamentamos que la forma y el fondo de dicha consagración suscitaran polémica y confusión en algunos sectores sociales y políticos, la misma no compromete ni condiciona la proyección pública de los Presidentes de los Supremos Poderes de la República ni de los funcionarios de estas instancias. Tampoco se ha puesto en riesgo, bajo ninguna circunstancia, la necesaria autonomía entre el Estado y la Iglesia Católica. Antes bien, en sintonía con el Papa Francisco, los obispos nos hemos manifestado a favor de un Estado en el que prime la sana laicidad y se respete y valore la presencia del factor religioso en la sociedad.