(El Salvador/InfoCatólica) La Conferencia Episcopal de El Salvador denunció el pasado 12 de mayo que «la tregua entre pandillas» no ha producido beneficios a la población honrada y trabajadora y calificó como «terrorismo» los crímenes que cometen las maras.
Monseñor Escobar Alas volvió a referirse ayer sobre el tema luego de que una periodista le preguntó por qué monseñor Colindres aseguró el 2 de agosto pasado, durante un encuentro católico, que la Iglesia sí está apoyando la tregua de pandillas.
«La posición de la Iglesia es la que se expresó en el comunicado y no ha sido modificada. Ese proceso no es nuestro, lo respetamos pero es del Gobierno», enfatizó el prelado.
No obstante, Escobar Alas aclaró que el desligarse de la tregua no significa que la Iglesia no esté a favor de que se hagan esfuerzos para reducir la violencia en el país.
«Monseñor Colindres con toda bondad y, sin duda, con la mejor intención se ha sentido movido a colaborar con este esfuerzo y en su condición de capellán del Ejército y de la Policía es natural que apoye al Gobierno».
El comunicado de la Conferencia Episcopal fue leído en su oportunidad por el Obispo Auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, quien sostuvo que con dicho pronunciamiento se dejaba claro que la Iglesia no ha tenido nada que ver en la iniciativa de la supuesta tregua, como se justificó al principio de dicho proceso.
En el documento –que incluso fue firmado por Colindres como vicepresidente de esa entidad– los prelados también señalan falta de claridad sobre la credibilidad y sostenibilidad del proceso de tregua que firmaron las maras en marzo de 2012.
Además, los prelados externan su preocupación por la violencia en general y en particular por la causada por las pandillas, que ocasiona luto, pobreza y migración en las familias salvadoreñas, según el documento.
Añaden que el secuestro y la desaparición violenta de personas «hacen que impere el terror» y que el robo y la extorsión no deben ser medios justos de vida para nadie.
Monseñor Colindres se ha mostrado a favor del proceso de tregua entre las pandillas en el sentido de que a reos se les debe proporcionar condiciones dignas de un ser humano en los recintos carcelarios.
En ese sentido, Rosa Chávez sostuvo que a monseñor Colindres «le hemos deseado buena suerte, le hemos expresado nuestro apoyo».
El pronunciamiento de los obispos salvadoreños marca distancia, después que hace más de un año el ex-Nuncio Apostólico (embajador) del Vaticano, Luigi Pezzuto, manifestó beneplácito y dio el beneficio de la duda a la entonces incipiente tregua.
Ministro de Defensa niega pacto
Por su parte, el ministro de Defensa, general David Munguía Payés, al defender los logros alcanzados por la tregua entre las pandillas, reiteró ayer que el gobierno en ningún momento ha negociado con esos grupos para que dejaran de matarse a cambio de privilegios.
El exministro de Justicia y Seguridad aseguró que lo que se hizo es facilitar las condiciones para que se echara andar lo que él llamó «proceso de pacificación».
«Nosotros no hablamos de tregua, nosotros hablamos de un proceso de pacificación que tiene varios elementos, el desempeño policial, el trabajo de la Fiscalía, la incorporación de diferentes sectores en la lucha en contra de la delincuencia, este proceso (de pacificación) al final del día dio resultados», dijo Munguía Payés.
El ministro recordó que hace 16 meses se vivía a diario la quema de autobuses y microbuses, los asesinatos de motoristas y cobradores del transporte público, crímenes y revueltas de los reclusos en el sistema penitenciario y «ahora ya no lo tenemos».
Aunque destacó la reducción de los homicidios como el principal logro de lo que él llama proceso de pacificación, también reconoció que hay rubros delictivos en los que no se ha podido reducir su incidencia como las extorsiones.
Los argumentos del Gobierno para defender la tregua entre pandillas no han sido suficientes para que diversos sectores de la sociedad le den un voto de credibilidad.
El Fiscal General de la República, Luis Martínez, ha calificado el proceso como «hipócrita», puesto que la población continúa sufriendo con el accionar criminal de las pandillas que se comprometieron a ya no asesinar.