(Aica) «El Tribunal se equivocó –sostienen los obispos-. El gobierno federal debe respetar que el matrimonio es la unión entre un varón y una mujer, aun cuando los Estados no lo hacen. La preservación de la libertad y la justicia requiere que todas las leyes, federales y estatales, respeten la verdad, incluida la verdad sobre el matrimonio».
La cuestión de fondo llegó al Tribunal Supremo a raíz de la Proposición 8, un plebiscito que quitó la posibilidad de que gays y lesbianas legalicen su convivencia. Aquella medida, adoptada en 2009, añadió a la constitución estatal que «sólo el matrimonio entre un hombre y una mujer es válido o reconocido», por lo que revocó la unión homosexual. Sin embargo, la Corte no se expidió sobre el asunto, pero sí declaró inconstitucional una ley de 1996 en la que se establecía al matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer.
Los obispos califican la decisión del tribunal como «lamentable» y alegaron que el bien común de todos, especialmente el de los niños, «depende de una sociedad que se esfuerza por defender la verdad del matrimonio».
«Ahora es el momento de redoblar nuestros esfuerzos en el testimonio de esta verdad. Estas decisiones forman parte de un debate público de gran importancia. El bienestar de nuestra sociedad están en juego, porque el matrimonio es la única institución que reúne a un hombre y una mujer para toda la vida, proporcionando a cualquier niño que viene de su unión la base sólida que solo pueden dar una madre y un padre», insistieron.
Las uniones de parejas homosexuales son legales en 12 estados (13 si se cuenta ahora California), la ciudad de Washington y varias tribus indoamericanas. El primer estado en legalizar el «matrimonio» gay fue Massachusetts en mayo de 2004.