(Fides/Infocatólica) El grupo señalado por actos de intolerancia es el «Bodu Bala Sena» (BBS, «Fuerza de poder budista»), pero no es el único movimiento de este tipo.
Mons. Wickramasinghe teme que, a pocos años del final de la guerra civil, un nueva ola de violencia pueda desgarrar la sociedad. Por esta razón ha decidido relanzar la promoción del diálogo y la armonía religiosa a través de la Comisión «Justicia, Paz y Desarrollo Humano». La Iglesia tiene la tarea de «desempeñar un papel profético», comenta, aunque esto podría ser mal interpretado. El obispo pide el apoyo y las oraciones de la comunidad cristiana de todo el mundo
Cabe señalar que las grandes organizaciones budistas tradicionales, totalmente pacíficas, desaprueban el enfoque radical y violento, que siembra el virus del odio y el fundamentalismo religioso en la sociedad de Sri Lanka. El factor religioso budista comprende esencialmente a los singaleses, que forman el 70% de la población de 20,8 millones de habitantes. La minoría étnica tamil es mayoritariamente hindú, mientras que también hay minorías cristianas (8,8%) y musulmanas (9,5%).
Actos violentos en los últimos meses
En los últimos dos meses los actos violentos se han multiplicado: hace dos semanas, los militantes de «Bala Bodu Sena» destruyeron una fábrica textil de un musulmán, en las afueras de Colombo, mientras la policía estaba presente y dejaba que sucediese. Mientras tanto, se difunden carteles y dibujos que ridiculizan al Islam y sus prescripciones. Recientemente, dos iglesias fueron atacadas y otras dos obligadas a cerrar debido a la presión de los fanáticos.
Entre los incidentes referidos a la Agencia Fides, el 9 de marzo en Batticaloa, los miembros del grupo BBS prendieron fuego a una iglesia en la noche. Monjes budistas han acusado de «proselitismo» al pastor de la «Fellowship Church» en la ciudad de Polonnaruwa, advirtiéndoles de que dejasen su ministerio. El 17 de marzo, una turba dirigida por monjes budistas irrumpieron en una iglesia en Agalawatte, deteniendo el culto. Amenazas similares han sido objeto de una asamblea de la Iglesia Pentecostal en Kottawa y una en Galle.
Según la información recibida en la Agencia Fides, en 2012 las comunidades cristianas de Sri Lanka, de diferentes confesiones, han registrado unos 50 casos de ataques por parte de monjes budistas. En diciembre, un millar de personas en presa a un fervor religioso, muchos de ellos monjes budistas, atacaron e hirieron al pastor Pradeeep Weeraketiya. En septiembre de 2012, el obispo católico de Mannar, Mons. Joseph Rayyappu resultó levemente herido por una piedra, en el ataque a una iglesia católica en Karusal, en el distrito de Mannar.
En el plano político, el presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, está utilizando estas acciones nacionalistas y religiosas para ganar peso político. Sin embargo, señalan las fuentes de Fides, «si el BBS no se detiene se podría desatar una guerra de religión». En la escena política existe un partido político hecho sólo por monjes budistas, el «Jathika Hela Urumaya» (Frente Nacional de Liberación), que forma parte de la coalición de gobierno. El partido ya ha demostrado en el pasado que puede ser muy violento. Un militante del partido asesinó al Primer Ministro S. Bandaranaike en 1958.