(AFP) En las regiones del bajo Shebelle, Mogadiscio y Bay, en el sur del país, en el Cuerno de África, las más duramente afectadas, la crisis alimentaria ha provocado la muerte del 18, 17 y 13%, respectivamente, de los niños menores de cinco años.
En cada uno de los meses de entre mayo y agosto de 2011, el hambre ocasionó 30.000 muertes, según el estudio.
Estas cifran se suman a las 290.000 muertes, según la cifra de referencia adoptada, habidas en ese periodo. Una cifra que incluye las muertes relacionadas con la guerra en Somalia, lo que supone una tasa de mortalidad que duplica a la media del África subsahariana.
Este balance supera al de la hambruna de 1992, que mató a 220.000 personas en doce meses aunque aquella hambruna se consideró más grave ya que supuso la muerte de un mayor porcentaje de la población.
La hambruna en Somalia, entre mediados de 2011 y principios de 2012, afectó a 4 millones de personas, la mitad de la población somalí.
La crisis alimentaria tuvo sus causas en una grave sequía que afectó a toda la región conocida como el Cuerno de África, que se agravó en Somalia al vivir en un estado de guerra y caos permanente desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré.
La elección, el pasado septiembre, del Hassan Sheikh Mohamed como nuevo presidente de Somalia por el nuevo parlamento somalí para un mandato de cuatro años, pone fin a la transición política iniciada en 2004 con apoyo de la ONU, y da esperanzas a quien apuestan por una estabilización del país. Somalia ha estado durante 22 años sin un gobierno medianamente efectivo y en manos de milicias islamistas, señores de la guerra que responden a los intereses de un clan determinado y bandas de delincuentes armados.
Al Shabab, que el pasado febrero de 2012 anunció su unión formal con la red terrorista Al Qaeda, combate desde 2006 (aunque no en su actual formato) al Gobierno somalí y las tropas aliadas con el fin de instaurar un Estado musulmán de corte wahabí en la zona.