(Aci/InfoCatólica) El reglamento, publicado el mes pasado en el Diario Oficial, dispone de manera obligatoria que cuando un menor de 14 años pida en un centro asistencial la píldora del día siguiente, el funcionario de salud deberá entregársela sin ningún requisito. Luego podrá contactar a uno de los padres o apoderados del adolescente para informar del hecho.
«Será un día triste para Chile porque, además del efecto abortivo de la píldora del día después, le quita a los padres autoridad en un tema tan sensible y doloroso como es el hecho que una menor de 14 años pida una píldora después de un acto sexual», señaló el arzobispo el pasado 27 de abril en declaraciones a ACI Prensa.
Para Mons. Chomalí, la medida expresa la banalización de la sexualidad y el respeto de la vida. «Esto demuestra que estamos inmersos en una sociedad que soluciona los problemas a través de medidas prácticas, incluso atentando en contra de la vida, en vez de preguntarse realmente qué sociedad estamos construyendo», comentó.
El prelado recordó que si bien la Iglesia no dirige las políticas públicas del país, ella se dedica a formar las conciencias y ayudar, amparado por la ciencia, a reconocer el valor de la vida humana desde el momento de la fecundación.
«Si las autoridades han promovido la entrega indiscriminada de la píldora del día después, es porque hicimos mal nuestro trabajo, no los formamos adecuadamente. Ello es muy doloroso», señaló.
El Arzobispo dijo además que es fundamental recordar y enseñar acerca del carácter abortivo de la píldora del día después. «Esta pastilla, bajos ciertas condiciones, impide la anidación. Eso es un aborto procurado. Lo dice las instrucciones del mismo fármaco en todos los lugares del mundo donde se vende».
«Me parece que es un argumento suficiente para no permitirla, sobre todo en un país donde la Constitución protege la vida del que está por nacer», concluyó.