(Efe) «Hemos contado al menos cuatro cadáveres. También hemos identificado varios heridos, y la cifra de fallecidos podría aumentar, porque algunos de ellos estaban graves», dijo hoy a Efe Hervé Denam, hijo de uno de los responsables de la iglesia, situada en el distrito cuarto de la capital centroafricana. Este barrio, leal al depuesto presidente centroafricano, François Bozizé, está siendo sometido a una intensa vigilancia para recoger el armamento que sus seguidores pueden haber escondido.
El nuevo Ejecutivo ha prohibido que la gente porte armas, a pesar de que todavía es frecuente ver por la calle a individuos armados pertenecientes a la coalición rebelde Séléka (ahora en el poder) y está tratando de incautarse de armamento disperso por la ciudad. Sin embargo, esta operación de desarme se ha convertido en una nueva excusa para el pillaje, y ayer varias personas murieron a manos de los miembros de la Séléka por oponer resistencia a estos actos de saqueo.
Los líderes de la Séléka no se han pronunciado todavía al respecto, aunque Michel Djotodia, elegido ayer por el Consejo Nacional de Transición como presidente interino de la República Centroafricana para un periodo de 18 meses, prometió que la seguridad será un asunto prioritario.
Golpe de estado
El pasado 24 de marzo, las fuerzas de Séléka derrocaron en un golpe de Estado al hasta entonces presidente, François Bozizé, quien también accedió al poder en una asonada en marzo de 2003, y que ahora espera destino para exiliarse en África occidental. El golpe de Estado de los rebeldes de la Séléka se produjo después de que en enero se hubiera celebrado en Libreville un proceso negociador entre el Gobierno centroafricano y los insurgentes.
Las conversaciones culminaron con la firma de unos acuerdos de paz el día 11 de ese mismo mes que contemplaban un alto el fuego y una transición de un año con un Gobierno de unidad nacional que no satisfizo las exigencias de los rebeldes.
Los insurgentes retomaron las armas el pasado marzo, tras dar un ultimátum a Bozizé para que cumpliera varias reivindicaciones, como la retirada de tropas extranjeras del país y la liberación de presos políticos, entre otras, que expiró el día 20 de ese mes, y avanzaron hasta Bangui.