(Fides) «Sus primeros gestos, sus visitas, su sensibilidad espiritual, suscitan una gran esperanza. De las palabras se pasará a los hechos, y esto nos ayudará a hacer frente a la confusa situación a la que nos enfrentamos», afirma el patriarca.
El nuevo patriarca confiesa que todavía no ha pensado bien lo que hará: «El nombramiento me ha pillado por sorpresa, como sucede a menudo en las cosas importantes de la vida. Rezo para que el Señor infunda pronto su paz en mi corazón, que en estos días está un poco 'turbado'. No tengo un programa, ni proyectos míos. Con los demás Obispos del Sínodo hemos visto juntos las preocupaciones que este tiempo confuso pone ante los cristianos y ante todo el país».
En relación al futuro de Egitpo, advierte que «hay incertidumbre, hay miedo. Todo el mundo se pregunta: ¿qué será de nosotros mañana? Quizás hoy nuestra primera tarea consiste en tranquilizar, reconciliar. La palabra clave es reconciliación. Es decir, favorecer cualquier cosa que refleje la paz y el amor de Cristo. He pensado en elegir como lema la frase patriarcal de la segunda carta a los Corintios: Dios nos ha reconciliado consigo mismo por Cristo, y 'nos ha confiado el ministerio de la reconciliación'».
El nuevo Patriarca copto católico no está de acuerdo con las lecturas que describen a Egipto como un país en el que los cristianos no pueden vivir bien. Pero también registra las influencias negativas, importadas de Arabia y los países del Golfo, que pueden distorsionar el rostro tradicional del Islam en Egipto. «De estas infiltraciones» refiere al Patriarca «tienen miedo, no sólo los cristianos, sino también muchos musulmanes. Reconforta ver que muchos jóvenes y personas con juicio recto están reaccionando a todo esto».
A titulo de ejemplo, Su Beatitud cuenta lo que le ha sucedido en Navidad: «Este año, algunos predicadores islamistas habían dicho que es pecado felicitar a los cristianos en la solemnidad natalicia. Yo imaginaba que después de esa advertencia, ningún musulmán vendría a las tradicionales visitas de homenaje. En cambio, vinieron más que en años anteriores. Grupos de jóvenes, familias, asociaciones islámicas, se presentaron incluso en la misa de Navidad. Querían mostrar que esta era su respuesta».
Según el nuevo Patriarca copto católico, en Egipto en los últimos años la tentación sectaria amenaza con contagiar a los cristianos, empujándolos a crear un mundo paralelo encerrado en sí mismo: «pienso en la decisión de crear 'clubes deportivos' en las estructuras eclesiásticas. O en algunos líderes cristianos que han advertido que no se tenga contacto con los musulmanes, ya que podría ser peligroso. De esta manera», señala Su Beatitud «se pierde la libertad y apertura que caracteriza a los discípulos de Cristo, que no tienen miedo de perder su fe por culpa de los demás. Mi lema como Obispo de Minya, eran las palabras de San Pablo: 'Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad'».
Sobre su experiencia como Obispo de Minya, Su Beatitud no quiere ser presentado como el autor del gran celo apostólico que se ha manifestado en los últimos años en la diócesis: «Yo sólo he estado al lado de los sacerdotes y fieles. Acompañándoles y apoyándoles con gratitud por el trabajo y las iniciativas pastorales y caritativas que el amor de Dios inspiraba en medio de ellos. Ahora, en la diócesis patriarcal, la situación será más difícil de afrontar. Los sacerdotes son pocos, y muchos de ellos en edad avanzada, alguno no está sereno. Así que espero aún más que nunca en la ayuda del Señor».