(Javier Lozano/LD/InfoCatólica) Con esta nada velada advertencia, este popular predicador pidió una Policía anti-vicio idéntica a la que existe en Arabia Saudí. «No sería algo malo», afirmó para añadir que «para que Egipto sea plenamente islámico el alcohol debe ser prohibido y todas las mujeres deben ir cubiertas».
Estas nuevas políticas están causando temor en cristianos y moderados musulmanes. Critican que a pesar de la crisis económica y de la subida de precios de los alimentos el Gobierno se esté dejando influenciar por el islamismo, cuyo principal objetivo es imponer sus criterios al conjunto de la sociedad.
El islam oficial se ha intentado desmarcar de las declaraciones de este predicador. El Gran Mufti aseguró que pretenden «desestabilizar aún más lo que ya es una situación tensa». Además, añadió que existen otros organismos para imponer los valores islámicos pero que esto «no requiere de ningún tipo de invasión policial».
Por su parte, los Hermanos Musulmanes del presidente Mursi ha intentado pasar de refilón ante esta enorme polémica. «La promoción de la virtud y prevención del vicio es de la competencia de las autoridades y no de los individuos o grupos», se limitó a decir el portavoz de este grupo.