(InfoCatólica) En la conferencia, de casi dos horas de duración, pronunciada en la Academia de la FSSPX en New Hamburg, Ontario, Mons. Fellay afirma que Roma sufre una contradicción interna en lo relacionado con las discusiones entre la FSSPX y la Santa Sede. Sostiene la tesis de que dentro de la Curia romana se sabotea lo que hace el Papa a favor del acuerdo y es especialmente crítico con el papel de la Secretaría de Estado. El superior de la FSSPX lamenta que no tiene forma de hacer llegar directamente sus mensajes al Santo Padre.
Mons. Fellay explica que las discusiones doctrinales con Roma fueron bastante frustrantes para los lefebvrianos ya que «realmente teníamos la impresión de que ellos no escuchaban lo que decíamos». Según el obispo, llegaba un momento en que los responsables del debate por parte de la Santa Sede decían «sois protestantes», los lefebvrianos respondían «sois modernistas» y así acababan las reuniones. Finalmente, el único acuerdo al que llegaron era que «no había manera de llegar a un acuerdo».
Sin cambios en las posturas
El obispo explica cómo transcurrieron algunas de sus reuniones con el cardenal Levada, cuando éste era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la que las posturas de ambas partes se mantuvieron más o menos igual que al principio de las discusiones. Mons. Fellay asegura que dejó muy claro al cardenal que ellos no aceptan la idea de que el Concilio pueda ser interpretado a la luz de la Tradición porque, según la FSSPX, hay textos del mismo que se oponen precisamente a esa Tradición.
Mons Fellay insiste a continuación en la idea, basada en lo que afirma que le han dicho miembros de la curia romana, de que el Papa quiere aprobar la regularización de la FSSPX de la misma manera en que decretó el levantamiento de las excomuniones sin contar siquiera con la propia Fraternidad. Al mismo tiempo, asegura que esas filtraciones serían negadas públicamente por la Santa Sede en caso de que fueran hechas públicas.
En otra reunión mantenida con el cardenal Levada, Mons. Fellay le dijo que ellos estarían encantados de que su situación canónica se regulara pero siempre que la Iglesia les aceptara «tal y como somos».
El superior de la FSSPX afirma que tienen muchos enemigos. «Pero mirad», añade, «esto es muy interesante, ¿quiénes han sido, durante este tiempo, los mayores opositores a que la Sociedad sea reconocida como católica? Los enemigos de la Iglesia: judíos, masones y modernistas… Ellos piden que se nos obligue a aceptar el Vaticano II... gente de fuera de la Iglesia, que durante siglos fueron claramente enemigos de la misma, le dicen a Roma que si quieren aceptar a esta gente deben obligarles a aceptar el Concilio. Ved que los enemigos de la Iglesia consideran que el Concilio les beneficia. ¡Muy interesante! Usaremos ese argumento con Roma».
Entre las dificultades para el acuerdo, el obispo lefebvriano señala que se les pide que acepten que la Nueva Misa es válida y lícita. «Pero en ese momento les dije: Bueno, no solemos usar la palabra lícita, simplemente decimos que la Nueva Misa es maligna». A la luz de estas palabras, no cabe duda de que los ataques frontales contra la Misa según el Misal de Pablo VI por parte del lefebvrismo continuarán siendo uno de los grandes obstáculos para su reconciliación con la Iglesia en el futuro.
Mons. Fellay se pregunta cómo pueden continuar las discusiones doctrinales a la vez que afirma que tiene algunas ideas, si bien todas las vías se bloquean por la acción de miembros de la curia contrarios al lefebvrismo.
Posible nueva excomunión
Con respecto a la posibilidad de una nueva excomunión, el prelado señala: «La excomunión. ¿Se producirá o no? Creo que mientras viva el Papa, me cuesta creerlo, pero... No lo sé. Si consiguen convencerlo de que realmente estamos contra el Concilio, podría pasar. Creo que podría pasar. Y puedo decir, en cualquier caso, que ahora mismo ya nos tratan así. Nos tratan como si estuviéramos excomulgados. Esa es la situación. Así que no cambia nada para nosotros».
Finalmente, Monseñor Fellay desmiente las declaraciones hechas desde el Vaticano, que afirmaban que la respuesta al preámbulo doctrinal por parte de la FSSPX no era definitiva: «He enviado tres veces mi respuesta. No sé por qué no va a ser oficial. Pero sólo para, digamos, quitar presión, dicen ‘¡No, no es oficial!’ Puedo escribir una cuarta vez, no es problema... Es una situación verdaderamente misteriosa, pero tenemos que entender que eso no significa que nosotros vayamos a cambiar en nada. No, nosotros mantenemos nuestra postura. El problema está en Roma, no en nosotros».