(Giorgio Bernardelli/Vatican Insider) Añadió que el diálogo político está en manos de los partidos y de los funcionarios públicos. La web de los coptos egipcios, wataninet.com, dio a conocer estas circunstancias ayer mismo. En dicha web se explica que entre los cristianos de Egipto hay un enorme consenso con respecto a la línea que ha adoptado el Patriarca.
No sorprende la noticia de la insistencia de Morsi: como se recordará, el diálogo del sábado fue boicoteado por las principales fuerzas de la oposición y el presidente estaba buscando desesperadamente personalidades ajenas al mundo islámico para legitimarse. Por lo demás, el encuentro concluyó con el paso atrás del presidente, que sí, retiró el decreto con el que se atribuía poderes excepcionales, pero también confirmó el referéndum sobre la nueva constitución, que ha encontrado la oposición de buena parte de la sociedad civil. El contraste, pues, sigue en pie: hoy tanto la oposición como los que apoyan a Morsi volverán a las calles.
Teodoro II había declarado, desde las elecciones, que pretendía separar el ámbito de la vida de la iglesia y el de la política. En estos días ha estado «tuiteando» desde su cuenta personal citas ad hoc de los Proverbios. Además ha añadido a las citas bíblicas comentarios como este: «Necesitamos honestidad en cada palabra, en cada eslogan y en cada oración».
Más allá de las convicciones sobre las relaciones entre la Iglesia y la política, en este tipo de actitud pesa el hecho de que los Hermanos Musulmanes están apostando por las divisiones confesionales del país. La presencia de partidos y asociaciones coptas entre las fuerzas que se oponen a Morsi en las calles ha sido transformada en un «complot orquestrado por la Iglesia». Hace algunos días, en Mirs25, la emisora televisora del movimiento islamista, el presentador sostuvo abiertamente que «el 50 o el 60 % de los manifestantes son cristianos y a ellos se deben las violencias». Un porcentaje y una acusación completamente alejados de la realidad. Una declaración que los coptos han interpretado como una amenaza.