Según el comunicado oficial de la Conferencia Episcopal, los prelados le piden al TSE que les exija a los partidos políticos la información sobre el origen de los fondos con que financian sus campañas.
También le sugieren al TSE que el próximo domingo 18 de noviembre dé información oficial y oportuna sobre los resultados de las elecciones primarias para evitar la desconfianza del pueblo.
A los aspirantes a cargos de elección pública los obispos les piden que excluyan de su lenguaje el insulto o la ofensa para sus oponentes en la campaña política, pues “eso es signo de intolerancia, revela un afán desmedido de conseguir el poder a cualquier precio y carencia de educación cívica y valores morales”.
“Deseamos que nuestra palabra llegue a los hombres y mujeres de buena voluntad preocupados por la situación del país y a toda la sociedad hondureña que vive momentos de incertidumbre e inseguridad y que se prepara para un nuevo proceso electoral, ya en marcha en nuestra querida Honduras”.
A continuación, los puntos textuales de la reflexión de los obispos:
Sociedad amenazada
4. Las próximas elecciones se realizarán en un ambiente de fuertes amenazas a la vida como en ninguna otra contienda electoral se ha vivido en los últimos 30 años. No ha de extrañarnos que el desaliento, el pesimismo y el miedo sean, ahora, los compañeros inseparables de una población que cada vez se siente más desprotegida.
5. En Honduras , la vida está amenazada por el modelo económico y social caracterizado por la concentración de riquezas y recursos en manos de pocas personas, en contraposición con la escasez de oportunidades dignas para las grandes mayorías empobrecidas y por las escasas inversiones que podrían mejorar la productividad del agro beneficiando a los campesinos pobres, así como a la micro y mediana empresa.
6. Está amenazada la vida , y los derechos humanos inherentes a ella, porque el sistema de salud no cubre las necesidades de la población. Porque el sistema educativo público, además de estar al borde del colapso por su mala calidad y manipulación política, genera desigualdad. Y porque a pesar del esfuerzo de la población por lograr los niveles de educación que se exigen para obtener empleo, cerca de dos millones de personas, en edad laboral, están afectadas por el desempleo.
7. La vida es amenazada diariamente por la violencia delictiva, el crimen organizado, la violencia intrafamiliar, en especial contra las mujeres y también contra los ancianos y los niños.
8. Nuestra sociedad vive amenazada por un sistema de justicia dentro del cual hay funcionarios que han facilitado la impunidad, protegiendo a quienes delinquen desde su condición de poder político o económico. Cuerpos de seguridad del Estado en los que hay miembros contaminados por el crimen organizado, el narcotráfico y la corrupción, y unos mecanismos de depuración que no están avanzando según las expectativas de la ciudadanía. El sistema penitenciario es incapaz de rehabilitar al privado de libertad. Las cárceles son inhumanas y escuelas para aprender a delinquir.
9. La sociedad está cotidianamente amenazada por conflictos muy complejos: luchas campesinas incluso violentas por acceso a la tierra, reivindicaciones, abusos gremiales, protestas por despidos laborales, agravados por el constante aumento del costo de la vida y por la amenaza de nuevas cargas impositivas.
10. La vida está amenazada por la vulnerabilidad ambiental producida por la explotación irracional de los bosques. Y, sobre todo, por algunos políticos que por su afán de lucro son capaces de vender hasta la patria. También ellos son una amenaza para la vida.
11. La desconfianza que se genera y crece cada día hacia el Estado y sus instituciones amenaza también la convivencia y la organización social. Hay desconfianza hacia quienes aspiran a ejercer el poder político porque con su propaganda no ofrecen horizontes para vencer tantas amenazas. Porque en la medida en que no son capaces de convertir sus “promesas” en “propuestas” concretas, aumentan las razones de esta desconfianza personal y comunitaria. Pareciera que la clase política no se da por enterada de que el país está tocando fondo.
(La Prensa/InfoCatólica) Según el comunicado oficial de la Conferencia Episcopal hondureña, los obispos piden al TSE que les exija a los partidos políticos la información sobre el origen de los fondos con que financian sus campañas.
También sugieren al tribunal que el próximo domingo 18 de noviembre dé información oficial y oportuna sobre los resultados de las elecciones primarias para evitar la desconfianza del pueblo.
A los aspirantes a cargos de elección pública los obispos les piden que excluyan de su lenguaje el insulto o la ofensa para sus oponentes en la campaña política, pues «eso es signo de intolerancia, revela un afán desmedido de conseguir el poder a cualquier precio y carencia de educación cívica y valores morales».
«Deseamos que nuestra palabra llegue a los hombres y mujeres de buena voluntad preocupados por la situación del país y a toda la sociedad hondureña que vive momentos de incertidumbre e inseguridad y que se prepara para un nuevo proceso electoral, ya en marcha en nuestra querida Honduras».
Estos son algunos de los puntos del comunicado de los obispos:
- Las próximas elecciones se realizarán en un ambiente de fuertes amenazas a la vida como en ninguna otra contienda electoral se ha vivido en los últimos 30 años. No ha de extrañarnos que el desaliento, el pesimismo y el miedo sean, ahora, los compañeros inseparables de una población que cada vez se siente más desprotegida.
- En Honduras , la vida está amenazada por el modelo económico y social caracterizado por la concentración de riquezas y recursos en manos de pocas personas, en contraposición con la escasez de oportunidades dignas para las grandes mayorías empobrecidas y por las escasas inversiones que podrían mejorar la productividad del agro beneficiando a los campesinos pobres, así como a la micro y mediana empresa.
- Está amenazada la vida, y los derechos humanos inherentes a ella, porque el sistema de salud no cubre las necesidades de la población. Porque el sistema educativo público, además de estar al borde del colapso por su mala calidad y manipulación política, genera desigualdad. Y porque a pesar del esfuerzo de la población por lograr los niveles de educación que se exigen para obtener empleo, cerca de dos millones de personas, en edad laboral, están afectadas por el desempleo.
- La vida es amenazada diariamente por la violencia delictiva, el crimen organizado, la violencia intrafamiliar, en especial contra las mujeres y también contra los ancianos y los niños.
- Nuestra sociedad vive amenazada por un sistema de justicia dentro del cual hay funcionarios que han facilitado la impunidad, protegiendo a quienes delinquen desde su condición de poder político o económico. Cuerpos de seguridad del Estado en los que hay miembros contaminados por el crimen organizado, el narcotráfico y la corrupción, y unos mecanismos de depuración que no están avanzando según las expectativas de la ciudadanía. El sistema penitenciario es incapaz de rehabilitar al privado de libertad. Las cárceles son inhumanas y escuelas para aprender a delinquir.
- La sociedad está cotidianamente amenazada por conflictos muy complejos: luchas campesinas incluso violentas por acceso a la tierra, reivindicaciones, abusos gremiales, protestas por despidos laborales, agravados por el constante aumento del costo de la vida y por la amenaza de nuevas cargas impositivas.
- La vida está amenazada por la vulnerabilidad ambiental producida por la explotación irracional de los bosques. Y, sobre todo, por algunos políticos que por su afán de lucro son capaces de vender hasta la patria. También ellos son una amenaza para la vida.
- La desconfianza que se genera y crece cada día hacia el Estado y sus instituciones amenaza también la convivencia y la organización social. Hay desconfianza hacia quienes aspiran a ejercer el poder político porque con su propaganda no ofrecen horizontes para vencer tantas amenazas. Porque en la medida en que no son capaces de convertir sus «promesas» en «propuestas» concretas, aumentan las razones de esta desconfianza personal y comunitaria. Pareciera que la clase política no se da por enterada de que el país está tocando fondo.