(Agencias/InfoCatólica) El Gobierno sigue con las tareas de extinción del fuego que dejó la explosión y que todavía este domingo seguía encontrando alimento en dos tanques de gasolina del centro industrial. En el último parte oficial difundido por el Gobierno se indico que muchos de los muertos eran miembros de la Guardia Nacional y familiares que se encontraban en las instalaciones del Destacamento 44, que da protección a la refinería.
Después de mitigar una gran parte de las llamas, a excepción de dos focos activos en sendos depósitos de almacenamiento de crudo, y de retirar escombros, las autoridades localizaron más cuerpos sin vida. Así, de los al menos 41 fallecidos, 18 eran efectivos de la Guardia Nacional y quince civiles, a falta de seis cuerpos por identificar.
El ministro de Petróleo y Minería de Venezuela, Rafael Ramírez, ha achacado este elevado número de víctimas mortales entre las fuerzas de seguridad al hecho de que las oficinas de la Guardia Nacional que vigilan el complejo están “demasiado cerca” del centro neurálgico de operaciones de la refinería.
El Gobierno informó de que al menos 86 personas debieron recibir algún tipo de atención médica, ya casi todos dados de alta, salvo once heridos que seguían ingresados en hospitales de Punto Fijo y los nueve que habían sido enviados a Maracaibo
Fuga de gas
Horas antes, el ministro explicó que la explosión se produjo debido a una fuga de gas, por motivos que aún se desconocen. Ese gas se acumuló generando una “nube” que explotó posteriormente afectando el área de almacenamiento de la refinería y dejando un fuego que se prolongó desde la madrugada del sábado y a lo largo del día. “Al final tuvimos nueve tanques de almacenamiento afectados por efectos de la explosión”, afirmó el ministro, al señalar que en el momento en que se detectó la nube se alertó, pero todo sucedió “muy rápido” y la explosión “casi de inmediato”.
El ministro explicó que el estallido por la ignición del gas afectó a la zona de almacenamiento de la refinería, pero no tuvo repercusión en el resto de la central, y la onda expansiva afectó fundamentalmente a las instalaciones del Destacamento 44 de la Guardia Nacional, encargada de la custodia del centro industrial. Hubo 209 casas y 11 locales comerciales afectados, y 13 familias “quedaron con sus casas totalmente destruidas” y fueron trasladadas a la base naval de Punto Fijo.
Ramírez ha asegurado a Reuters que todas las unidades de producción de la refinería de Amuay están “intactas”. Además, ha descartado que el Gobierno haya previsto detener las exportaciones de petróleo, lo que podría conllevar una severa repercusión en los precios del crudo en el mercado.
Tras el suceso, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ordenó una investigación “profunda” de lo ocurrido y decretó tres días de duelo nacional. “He ordenado una investigación profunda sobre estos hechos, sobre sus causas y además hay que determinar bien causas, efectos y tomar las acciones que haya que tomar”, indicó Chávez.
Comunicado de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana
Domingo, 26 de Agosto de 2012
Ante los trágicos acontecimientos ocurridos en la refinería de Amuay
1. Los obispos que conforman la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, interpretando el sentir de todo el episcopado nacional, queremos manifestar nuestro profundo dolor ante los trágicos acontecimientos ocurridos la madrugada de este sábado en la refinería de Amuay; acontecimientos que enlutan y entristecen a todo el pueblo venezolano y, en particular, a los habitantes del estado Falcón.
2. Como pastores de la Iglesia queremos hacer llegar nuestra palabra de consuelo y solidaridad cristianos a los afectados por tan lamentable suceso. La fe en Jesucristo, señor de la vida, médico de las almas y de los cuerpos, los sostenga en su dolor y les conceda la paz que sólo Él puede ofrecer (Cf. Juan 14,27). Tengan la certeza que las oraciones y el cariño de todos los católicos de Venezuela los acompaña en este momento.
3. Elevamos nuestras plegarias por el eterno descanso de los fallecidos. Pedimos que la confianza en aquel que nos dice: “yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11,25), fortalezca en la esperanza de la vida eterna, a los que hoy lloran la muerte de sus seres queridos.
4. Permita el Señor que momentos dolorosos como el presente nos ayuden a crecer en fraternidad y espíritu de colaboración a todos los venezolanos.
Caracas, 25 de Agosto de 2012
Monseñor Diego Padrón
Monseñor José Luis Azuaje
Monseñor Mario Moronta
Monseñor Jesús González de Zárate