(AsiaNews/InfoCatólica) Las valientes declaraciones de Mohammed Christophe Bilek, que pueden convertirlo en blanco de la intolerancia religiosa a causa de su apostasía, revelan una realidad cotidiana en los países musulmanes.
Según transcribe Bernardo Cervellera para Asia New (artículo completo en francés), en países como Marruecos y hasta hace poco en Algeria, muchos de los sacerdotes y 0bispos de las regiones que sufren intolerancia religiosa optan por concentrarse en la atención a los fieles y sus familias, sin exponerse a perder la poca libertad religiosa que las autoridades les permiten tener.
Cervellera comentó el caso de un prelado en un país árabe, quien organizó un encuentro de diálogo interreligioso y fue contactado por la policía, que estaba preocupada de que esto fuera el inicio de actividades de “proselitismo y apostasía”.
Esta es la razón por la cual en algunas diócesis no es frecuente encontrar sacerdotes dispuestos a bautizar a los musulmanes. El P. Samir Khalil reportó a Asia News que conoció el caso de un fiel que tuvo que esperar 13 años para acceder al sacramento, y superar las advertencias de que podría ser ejecutado por apostasía y exponer al sacerdote que lo bautizara. Una mala interpretación del Concilio Vaticano II, manifestó un religioso que trabajó décadas en Egipto, ha justificado una actitud de falsa prudencia, riesgosamente amparada en la posibilidad de salvación fuera de la Iglesia.
“Es mucho más fácil seguir siendo musulmán”, reconoció Bilek en su intervención televisiva, pero afirmó que la diferencia es radical: “Seamos serios. Una cosa es decir “Hay un solo Dios para todos”, y otra decir que Él está interesado en mí, insignificante, hasta el extremo de “deificarme” en Jesús. Esta revelación fue mi llamado”, expresó. “Habiendo vivido en el Islam, practicado sus preceptos entre personas que aún son musulmanes, sigo deslumbrado por el descubrimiento del Evangelio”.
La llamada a la conversión, para ayudar a quienes la encuentran cual Bilek creó la web católica Notre Dame de Kabylie en la década de los 90, es exigente para quienes viven en una cultura fuertemente intolerante. “Para aquellos que vienen del Islam, esto significa romper con el pasado propio, con la familia y la comunidad (...) hay muchas excusas para no hacer el rompimiento, no aceptar la transformación, para no morir a uno mismo y seguir a Cristo”.
Pero en estas amenazas también se evidencia la diferencia: “En un caso, nos arriesgamos al castigo reservado a los apóstatas y descreídos, en el otro, somos el hijo pródigo esperado por su padre, quien llama a sus sirvientes tan pronto lo ve en el horizonte”.
Bilek concluyó con un petición a no dejar solos a quienes deben afrontar grandes dificultades para vivir su fe: “Dejar el Islam es peligroso. Se hace a riesgo de la propia vida. Por eso, hermanos y hermanas en Occidente, acojan y ayuden a quienes lo hacen”.