(Efe) «Gases lacrimógenos fueron lanzados no solamente en el recinto de la parroquia, donde hay una escuela, sino también en la iglesia, casa de Dios, lugar de adoración que merece gran respeto», lamentan los obispos en un comunicado, que destaca los importantes daños materiales causados en el templo y sus inmediaciones.
La Conferencia Episcopal desmiente así la versión de los hechos hecha pública por el ministro togolés de Seguridad, el coronel Dokissime Gnama-Latta, que afirmó, en declaraciones a la prensa, que fue el fuerte viento el que causó que los gases lacrimógenos se adentraran en la iglesia.
«La Conferencia Episcopal de Togo quiere remarcar a los autores de estas falsas declaraciones que los cristales de la iglesia dañados no se rompieron ni por el humo ni por el viento, sino por los disparos efectuados por manos sacrílegas que profanaron la casa del Señor», indica la misiva.
Los obispos exigieron que se aclare quienes son los responsables del incidente, que tuvo lugar durante los violentos choques de la semana pasada entre las fuerzas del orden y manifestantes de la oposición y de la sociedad civil, representados por el «Colectivo Salvamos a Togo».
Los manifestantes se echaron a la calle por su disconformidad con una reforma de la ley electoral aprobada en la Asamblea Nacional, dominada por la gubernamental Unión por la República (UNIR), que aboga por ampliar de 81 a 91 el número de escaños en la Cámara.
La UNIR, nuevo nombre dado este año a la Unión del Pueblo Togolés (RPT), que gobierna el país africano desde hace más de cuatro décadas, tiene actualmente 50 diputados en el Parlamento.
Se espera que se celebren elecciones parlamentarias en Togo el próximo octubre, si bien todavía no se ha fijado una fecha para los comicios.