(Nelson Rentería/Reuters) Los líderes de las pandillas 18 y Mara Salvatrucha (MS-13) acordaron en marzo poner fin a los enfrentamientos y asesinatos para reducir los alarmantes índices de homicidios en el empobrecido país.
Para celebrar los resultados del acuerdo entre las denominadas «maras», el obispo castrense, Monseñor Fabio Colindres, presidió un acto religioso en la cárcel de Quezaltepeque, a unos 25 kilómetros al noroeste de la capital del país.
«Los resultados están a la vista, son más de 800 vidas que se han economizado, nos sentimos contentos de que este proceso de paz vaya paulatinamente caminando», dijo Mons. Colindres. Tras declararse la tregua, las estadísticas policiales indican que los asesinatos se redujeron a cinco diarios, desde los 12 previos.
Satisfacción generalizada
En el 2011, la tasa de asesinatos en El Salvador fue de 66 homicidios por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del planeta, según Naciones Unidas.
Uno de los líderes de la pandilla 18, que se identificó como «Huggie Boy», dijo a Reuters que «sentimos satisfacción de estar realizando nuestro propósito (...) Va caminando la tregua».
Para fomentar la tregua, el Gobierno de izquierda encabezado por el presidente Mauricio Funes inició mesas de negociación entre políticos, empresarios, líderes de universidades e iglesias de todos los credos para buscar espacios de inserción social para los pandilleros.