(Aci/LOR) En su discurso, el prelado reflexionó sobre el papel de las universidades católicas en el proceso de la Nueva Evangelización, una iniciativa promovida por el Beato Juan Pablo II y que actualmente promueve el Papa Benedicto XVI. Este proceso, dijo el cardenal, "se caracteriza por un anuncio claro y explícito de Cristo".
El cardenal Tarcisio Bertone recordó luego que fue el mismo Benedicto XVI quien en su visita a Estados Unidos en el año 2009 "reafirmó con gran fuerza la catolicidad de la universidad".
En aquella ocasión el Papa dijo que "el testimonio público al modo de ser de Cristo, como resulta del Evangelio y como es propuesto por el Magisterio de la Iglesia, modelan cada aspecto de la vida institucional ya sea a lo interno y a lo externo de las aulas escolásticas. Tomar distancia de esta visión debilita la identidad católica y, lejos de avanzar en la libertad, inevitablemente conduce a la confusión ya sea moral, intelectual y espiritual".
El Secretario de Estado del Vaticano afirma que "a veces es fuerte la tentación de la secularización para las universidades católicas presentes en los países de tradición cristiana: cancelando el aspecto confesional, minimizan los signos de su identidad católica y reducen esta a un humanismo consensual y el Cristianismo a un conjunto de valores".
"Al contrario, siguiendo los pasos de Juan Pablo II, el actual Pontífice afirma que ‘el hecho de ser ‘católica’ no mortifica en nada a la universidad, sino que la valoriza al máximo’".
El cardenal explica luego que el anuncio de Cristo que debe hacer la universidad católica "forma parte de la misión de la Universidad. Y esto lo afirma el importante párrafo que concluye la magna carta de las universidades católicas que es la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae".
"Según su propia naturaleza, toda Universidad Católica presta una importante ayuda a la Iglesia en su misión evangelizadora. Se trata de un vital testimonio de orden institucional de Cristo y de su mensaje, tan necesario e importante para las culturas impregnadas por el secularismo o allí donde Cristo y su mensaje no son todavía conocidos de hecho".
"Además –prosigue el texto del pontificado de Juan Pablo II citado por el prelado– todas las actividades fundamentales de una Universidad Católica deberán vincularse y armonizarse con la misión evangelizadora de la Iglesia: la investigación realizada a la luz del mensaje cristiano, que ponga los nuevos descubrimientos humanos al servicio de las personas y de la sociedad; la formación dada en un contexto de fe, que prepare personas capaces de un juicio racional y crítico, y conscientes de la dignidad trascendental de la persona humana; la formación profesional que comprenda los valores éticos y la dimensión de servicio a las personas y a la sociedad; el diálogo con la cultura, que favorezca una mejor comprensión de la fe; la investigación teológica, que ayude a la fe a expresarse en lenguaje moderno’".
El cardenal afirma a continuación que las universidades católicas tienen también como misión encarnar la fe en la cultura, ya que es allí en donde están los hombres y mujeres que necesitan escuchar la Palabra de Dios.
El purpurado se pregunta luego sobre si "¿la Universidad, especialmente católica, no debe tal vez ser ese lugar de pensamiento del que el mundo tiene tanta necesidad? Esto es tan cierto dado que una de las principales razones de la crisis que golpea hoy a toda la sociedad consiste en una visión reductiva y fragmentada de la realidad: con frecuencia analizada en términos solo económicos o sociales, esta crisis tiene sus fuentes en las dimensiones culturales y espirituales".
Tras explicar que para hacer esto la universidad católica debe generar siempre un diálogo fructífero entre fe y razón, a partir de las distintas disciplinas que en ella se estudian, el cardenal concluye indicando que "la universidad católica será fiel a su identidad eclesial si, también ella sigue siendo o se convierte nuevamente en una universidad ‘esencialmente misionera’".