(InfoCatólica) A preguntas de Fermín Civiac y Luis Fernando Pérez, director de InfoCatólica, Giménez Barriocanal afirmó que en relación a las exenciones fiscales y, concretamente en la cuestión del IBI, la Iglesia Catolica no recibe del estado español ningún trato de privilegio. Es exactamente el mismo que reciben las entidades no lucrativas del país mediante la ley de Mecenazgo.
Además, explicó que la situación en España no es diferente a la existente en otros países de Europa y en EE.UU. Es doctrina común la que dictamina que el estado ayuda a “aquellas entidades o instituciones que están prestando un servicio a la sociedad, que devuelven a la sociedad con creces un montón de bienes servicios que, si no, los tendría que prestar el estado”.
Don Fernando explicó que cada vez que se exime a esas entidades, incluida la Iglesia, del pago de determinado tipos de impuestos, se ayuda a que se abran más comedores sociales, centros de acogida y, en definitiva, a que se realice una labor social que, en realidad, deberían prestar las administraciones públicas.
No todo se puede cuantificar económicamente
Giménez Barriocanal aseveró que, aunque muchos de los servicios que la Iglesia realiza a favor de la sociedad –atención a los más necesitados, colegios concertados, hospitales, etc– suponen un ahorro a las arcas públicas que podría cuantificarse económicamente, hay muchos aspectos de la labor de la Iglesia que no hay modo de valorar.
Miles de personas acuden cada día a las parroquias “simplemente porque están desesperanzadas, porque han perdido un trabajo, porque han perdido una razón para vivir, porque han perdido –así lo creen– la dignidad… hay toda una labor asistencial y pastoral que realizan los sacerdotes, los catequistas, los voluntarios que están en las parroquias, de devolver a la persona la esperanza por vivir, de devolver la dignidad, de anunciarle una razón para vivir y salir adelante, que es Jesucristo. Eso es muy difícil de valorar, pero es una realidad”.
Don Fernando expuso que Cáritas, que vive en las parroquias, se financia sobre todo con la aportaciones de los fieles. Además de las diocesanas, más de ocho mil parroquias españolas cuentan con su propio grupo de voluntarios de Cáritas, que no solo viven su fe sino que la ponen en práctica.
“Hablar de dos iglesias, la Iglesia de los curas, los ritos vacíos, la que dice que no a todo y la Iglesia de la caridad, que parece que está al margen de la otra, no tiene fundamento”, y “los 60.000 voluntarios de Cáritas no surgen por generación espontánea sino precisamente por vivir la fe”.
Lucha de valores
El vicesecretario para asuntos económicos de la CEE reconoció que puede que haya personas o grupos a quienes moleste que la Iglesia tenga un apoyo creciente por parte de los españoles que marcan su casilla en la Declaración de la Renta, a pesar de que, debido a la crisis, haya menos declarantes. Cree por ello que no es una casualidad que esta campaña contra la Iglesia llegue precisamente en el momento en que los ciudadanos tienen que hacer su declaración.
Para Giménez Barriocanal, el hecho de que la Iglesia ofrezca una serie de valores que sirven para la regeneración moral de las personas y de la sociedad desagrada a aquellos cuya ideología política está lejos de dichos valores. “La verdadera crisis de este país es de valores y viene del relativismo, del subjetivismo moral. Una crisis que ha puesto en entredicho la inviolabilidad de la vida humana, el derecho a la vida, la familia”. Una crisis que lleva, además, a las “cuatro mil personas que se suicidan cada año en nuestro país, cifra que no sale en ningún sitio”.
Frente a ello la Iglesia, dando a conocer el evangelio, tiene una llave “para poder cambiar el corazón de la persona. Y esa es nuestra labor, con IBI, sin IBI, con más recaudación y con menos recaudación”. Por último, don Fernando advirtió que la labor de los medios de comunicación que comparten los valores que defiende la Iglesia es “absolutamente fundamental”.
“La catequesis la reciben los niños a las 9 y las 10 de la noche frente al televisor. Nosotros tenemos una gravísima responsabilidad social de poder comunicar una serie de valores que construyen la sociedad y la persona humana”. Hacen falta programas “para ofrecer luz, para ofrecer esperanza, para dar a conocer la verdad”.