(InfoCatólica) Los obispos bolivianos explican que "al observar la naturaleza y el comportamiento humano, se puede deducir que el matrimonio es una relación única entre un varón y una mujer. Lo que define esta relación es el hecho de que se trata de una institución social basada en la complementariedad sexual. Ésta hace posible la realización de los dos fines equivalentes del matrimonio: el amor mutuo entre esposos y la procreación de los hijos".
Los prelados advierten que "para nosotros cristianos, mayoría de la población boliviana, este principio es reafirmado por Dios con el testimonio de la Sagrada Escritura: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios con estas palabras: sean fecundos y multiplíquense” (Gén 1,27-28). Es esa unión de varón y de mujer, la que fue elevada por Cristo a la categoría de sacramento (Mc 10,9), como signo de su amor a la Iglesia (Cfr. Ef 5,22-33)".
"A partir de estas consideraciones", aseguran los obispos, "ratificamos que ninguna otra relación humana puede adjudicarse la riqueza de la complementariedad del matrimonio ni puede fundar una familia. Por eso, dado que el matrimonio es una estructura social fundamental e insustituible, basada en la naturaleza humana, ni la Iglesia ni el Estado pueden cambiarla en lo fundamental. En este sentido, el Estado tiene la obligación de preservar este bien por su insustituible importancia social, como de hecho afirma nuestra Constitución Política del Estado, al reconocer el matrimonio únicamente como la unión entre una mujer y un varón (art. 63)".
"La unión homosexual y el matrimonio", denuncian los prelados, "no son formas igualmente relevantes para el bien común, dada la incapacidad que en sí misma tiene la unión homosexual para generar vida, asegurar el desarrollo pleno de los hijos y garantizar la continuidad de la sociedad. La convivencia o permanencia de niños dentro de estas parejas pone en peligro su normal desarrollo psicosocial y atenta contra sus derechos".
Además, explican que "el hecho de que a la convivencia homosexual no se le reconozca categoría de matrimonio, no implica marginación ni exclusión hacia estas personas. Los derechos civiles de los homosexuales, deben ser regulados por el derecho común, como los de cualquier ciudadano. Todo ser humano, al ser Hijo de Dios, merece ser reconocido y respetado en su dignidad y derechos fundamentales".
Los obispos exhortan "a toda la población boliviana a defender los principios y valores del matrimonio y la familia como instituciones que, a través de la convivencia armónica y de la procreación y educación de los hijos, favorecen la verdadera felicidad humana y contribuyen a la estabilidad y continuidad de la sociedad".
Y concluyen su comunicado pidiendo que "la Familia de Nazaret, sea el modelo de nuestras familias, en la comunión de amor, en la belleza simple y austera y en el carácter sagrado e inviolable".