(ABC) Pese al tiempo desapacible, con fuertes rachas de viento que se hicieron perceptibles durante todo el recorrido, desde primera hora de la mañana se congregaron miles de personas en torno a la Concatedral de San Nicolás de Bari, desde donde partió a las 8 horas la comitiva oficial encabezada, por primera vez por Alberto Fabra como jefe del Consell, junto al obispo de Orihuela-Alicante, Rafael Palmero, y la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo.
Una vez en el monasterio, la comitiva accedió al interior del camarín del templo y se procedió a la apertura del sagrario, cerrado con cuatro llaves: dos en posesión de la comunidad y otras dos del Ayuntamiento. La concejal portavoz Marta García-Romeu y el capellán del Monasterio, José Luis Casanova, fueron los encargados de accionar las llaves.
Disipar las tinieblas
Mientras tanto, cientos de personas se habían congregado en la explanada situada ante el templo, para asistir a la eucaristía oficiada por el obispo. En su homilía, Mons. Palmero aludió a las palabras del Papa Benedicto XVI para afirmar que “hay reformas que hacer en la Iglesia, pero con la fidelidad, nunca con la desobediencia. La Luz de Cristo resucitado”, añadió, “disipa todas las dudas, las tinieblas y las debilidades”.
El prelado animó a todos los “enfermos y necesitados a caminar acompañados por la imagen de Cristo, la Santa Faz”. Varios sacerdotes, identificados con una reproducción de la reliquia, distribuyeron la comunión entre los fieles mientras la Coral Tabaquera entonaba los cantos tradicionales de la Misa de los romeros. La Peregrina de este año, que se ha celebrado 533 veces desde que se inició la tradición, ha contado además con la indulgencia plenaria concedida por Benedicto XVI, lo que ha contribuido a que la participación resultara masiva.
Concluida la ceremonia, la comitiva regresó al interior del camarín, donde de nuevo se procedió al ritual para guardar la reliquia. El secretario del Ayuntamiento de Alicante fue el encargado de levantar el acta notarial que fue firmada por las principales autoridades presentes, encabezadas por el presidente Fabra y numerosos miembros de su Ejecutivo. A continuación, García-Romeu entregó a la alcaldesa Sonia Castedo las dos llaves que custodia el Ayuntamiento, y el capellán entregó las otras dos a la abadesa de la comunidad clarisa.
Mientras tanto, cientos de feligreses hacían cola para acceder al interior del templo y venerar la imagen de Cristo. Un año más, el Ayuntamiento de Alicante distribuyó ayer 15.000 cañas entre los peregrinos, así como 1.000 litros de mistela y una tonelada de rollitos de anís para endulzar su recorrido. El dispositivo de seguridad contó con 160 policías locales y 90 voluntarios de Protección Civil, así como servicios sanitarios que realizaron 98 intervenciones, principalmente por caídas, torceduras, rozaduras, lipotimias o intoxicaciones etílicas.