se declaren "pro vida" que contrasta con las propuestas legislativas para despenalizar el aborto.
(Telam) La celebración tuvo este año como telón de fondo los pedidos en Córdoba de la interrupción de embarazos sin judicialización, tal el criterio ratificado por el máximo tribunal, y la decisión de algunas provincias, como Corrientes, Salta, Mendoza y La Pampa, de no acatarlo, además de la presentación de proyectos legislativos para permitir a la mujer la interrupción voluntaria del embarazo en las primeras 12 semanas de gestación.
Los obispos insistieron en criticar en mensajes el fallo de la Corte, mientras organizaciones antiabortistas buscan que las provincias se declaren "pro vida" que contrasta con las propuestas legislativas para despenalizar el aborto.
"El aborto es la supresión de una vida inocente, y no existe ningún motivo ni razón que justifique la eliminación de una vida inocente, ni siquiera en el caso lamentable y triste de una violación", asguró el arzobispo de Santa Fe, Mons. José María Arancedo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
"Es absurdo pretender resolver un conflicto con otro conflicto, porque como resultado tendremos más conflicto. Tiene que haber un camino más humano para resolver el triste y realmente lamentable caso de una mujer que queda embarazada por un acto de violación", advirtió el arzobispo correntino Andrés Stanovnik.
El arzobispo rosarino José Luis Mollaghan coincidió en que "las necesidades sociales y la justicia que puede reclamar el horrendo caso de una violación, no se ve cómo puedan justificar otra injusticia, donde se prescinde de una vida humana, que la misma ciencia reconoce ya iniciada en el seno materno".
El arzobispo tucumano Alfredo Zecca subrayó que "desde la Iglesia continuaremos con nuestra predicación en favor de toda vida humana, en la convicción que como sociedad siempre podemos salvar a las dos vidas, a la de la madre y su hijo".
La jornada pro-vida, convocada por la Iglesia, tendrá como punto culminante el rezo de un "rosario por la vida" en la catedral metropolitana, dirigido por el cardenal Jorge Bergoglio.
Según ONGs, en la Argentina se realizan unos 460.000 de abortos clandestinos anuales y las condiciones de salubridad e higiene en que se practican están directamente relacionadas con el poder económico de cada mujer. Sin embargo, expertos en bioética aseguraron que la cifra está "sobreestimada" y consideraron que por año se llevan a cabo en el país menos de 48.000 abortos inducidos. Asimismo, advirtieron que el número de intervenciones se triplicaría en el caso de que esta práctica se despenalice.
Ante el tratamiento de proyectos de ley para despenalizar el aborto, el Episcopado argentino dedicó el 2011 al Año de la Vida.
El Día del Niño por Nacer fue impuesto el 7 de diciembre de 1998 por decreto del ex presidente Carlos Menem, en coincidencia de la festividad religiosa de la Anunciación a María Virgen.
La iniciativa, que fue adoptada por otros países, fue recibida con beneplácito por los obispos, aunque en su día mereció críticas por lo que se consideró una "utilización política" de esa celebración por parte del ex jefe de Estado.
(Agencias/InfoCatólica) La celebración tuvo este año como telón de fondo los pedidos en Córdoba para realizar abortos sin judicialización, siguiendo el criterio ratificado por el máximo tribunal, y la decisión de algunas provincias, como Corrientes, Salta, Mendoza y La Pampa, de no acatarlo, además de la presentación de proyectos legislativos para permitir a la mujer el aborto en las primeras 12 semanas de gestación.
Los obispos insistieron en criticar en mensajes el fallo de la Corte, mientras organizaciones antiabortistas buscan que las provincias se declaren "pro vida", lo cual contrasta con las propuestas legislativas para despenalizar el aborto.
Declaraciones de obispos
"El aborto es la supresión de una vida inocente, y no existe ningún motivo ni razón que justifique la eliminación de una vida inocente, ni siquiera en el caso lamentable y triste de una violación", asguró el arzobispo de Santa Fe, Mons. José María Arancedo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
"Es absurdo pretender resolver un conflicto con otro conflicto, porque como resultado tendremos más conflicto. Tiene que haber un camino más humano para resolver el triste y realmente lamentable caso de una mujer que queda embarazada por un acto de violación", advirtió el arzobispo correntino Andrés Stanovnik.
El arzobispo rosarino José Luis Mollaghan coincidió en que "las necesidades sociales y la justicia que puede reclamar el horrendo caso de una violación, no se ve cómo puedan justificar otra injusticia, donde se prescinde de una vida humana, que la misma ciencia reconoce ya iniciada en el seno materno".
El arzobispo tucumano Alfredo Zecca subrayó que "desde la Iglesia continuaremos con nuestra predicación en favor de toda vida humana, en la convicción que como sociedad siempre podemos salvar a las dos vidas, a la de la madre y su hijo".
La jornada pro-vida, convocada por la Iglesia, tendrá como punto culminante el rezo de un "rosario por la vida" en la catedral metropolitana, dirigido por el cardenal Jorge Bergoglio.
Según ONGs, en la Argentina se realizan unos 460.000 de abortos clandestinos anuales y las condiciones de salubridad e higiene en que se practican están directamente relacionadas con el poder económico de cada mujer. Sin embargo, expertos en bioética aseguraron que la cifra está "sobreestimada" y consideraron que por año se llevan a cabo en el país menos de 48.000 abortos inducidos. Asimismo, advirtieron que el número de intervenciones se triplicaría en el caso de que esta práctica se despenalice.
Ante el tratamiento de proyectos de ley para despenalizar el aborto, el Episcopado argentino dedicó el 2011 al Año de la Vida.
El Día del Niño por Nacer fue impuesto el 7 de diciembre de 1998 por decreto del ex presidente Carlos Menem, en coincidencia de la festividad religiosa de la Anunciación a María Virgen.
La iniciativa, que fue adoptada por otros países, fue recibida con beneplácito por los obispos, aunque en su día mereció críticas por lo que se consideró una "utilización política" de esa celebración por parte del ex jefe de Estado.