(Efe) En su glosa semanal, el obispo más joven de España explica que "una buena confesión pide: examen de conciencia, contrición, propósito de enmienda, acusación de los pecados, absolución y cumplimiento de la penitencia".
"Todos sabemos -añade- que el elemento más difícil es la confesión de los pecados: la manifestación verbal e íntegra de los pecados cometidos".
Según el prelado, esta dificultad es la que ha provocado "un descenso de la celebración individual del sacramento de la penitencia y el nacimiento y proliferación de las celebraciones comunitarias del perdón, en las que no hace falta manifestar los pecados al confesor".
El obispo recuerda que desde hace unos años algunas parroquias organizan celebraciones comunitarias en las que los fieles pueden acusarse brevemente pero íntegramente de los pecados, pero lamenta que aún persisten parroquias en las que estas celebraciones "no facilitan tal acusación".
Se refiere, en concreto, a las denominadas confesiones "en fila" en las que los fieles se acercan al confesor en fila y verbalizan una acusación genérica, por ejemplo, "padre, perdonadme que he pecado" o "me acuso de egoísmo y de orgullo", y reciben la absolución individual.
El obispo Novell no está de acuerdo con esta fórmula, por lo que en su escrito semanal, titulado con la exclamación "¡Acusarse de los pecados!, informa de que ha pedido a los rectores "que dejen esta fórmula de la fila y organicen celebraciones en las que haya confesores suficientes distribuidos por toda la iglesia que permitan y ayuden a los fieles a confesar íntegramente sus pecados y recibir fructuosamente el perdón".
"Pido a todos los fieles que no tengáis miedo de confesar vuestros pecados", y remite a su escrito de la semana próxima para "explicaros la gran diferencia que hay entre acusarse o no de los propios pecados en el marco del sacramento del perdón".