(Efe) Varios centenares de cardenales y obispos, así como el cuerpo diplomático y miles de fieles venidos de los lugares de procedencia de los nuevos purpurados asistieron en la Basílica de San Pedro a la misa celebrada ayer, día en que la Iglesia festeja la “Cátedra de San Pedro”, el lugar, la sede donde se asentó el Apóstol.
El Papa aseguró que la Iglesia no se da a sí misma las reglas, el propio orden, “sino que lo recibe de la Palabra de Dios, que escucha en la fe y trata de comprender y vivir”. Se refirió también a la fe y dijo que esta se orienta al amor y que una fe “egoísta no es una fe verdadera”.
Dirigiéndose a los nuevos cardenales les dijo que tienen que ser pastores “diligentes y solícitos del rebaño de Cristo” y subrayó que con los nombramientos ha querido resaltar el aprecio que tiene por el trabajo que realizan y honrar a las naciones de las que proceden.
Entrega hasta el martirio
Benedicto XVI les pidió una “mayor disponibilidad para Cristo y para toda la comunidad cristiana” y que den testimonio “de la alegría del amor de Cristo”, en la misma línea que el sábado cuando les exhortó a servir a la Iglesia con amor y vigor, con transparencia y sabiduría, con energía y fortaleza y con fidelidad.
El papa Ratzinger también les reiteró lo que ya les dijo el sábado en el cuarto consistorio de su Pontificado, cuando recordó las palabras de Cristo a los doce apóstoles: “Quien quiera ser grande entre vosotros será vuestro servidor y quien quiera ser el primero entre vosotros será esclavo de todos”.
En nombre de los 22 nuevos cardenales habló el italiano Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que le expresó fidelidad y aseguró que están dispuestos a derramar hasta la última gota de la sangre, “hasta el martirio”, por Cristo y su Iglesia. El cardenal Filoni subrayó que también hoy la Iglesia sufre persecuciones “y que no falta el martirio y los sufrimientos” de sus miembros.