(EP) Aunque el portavoz de los obispos ha desechado un pronunciamiento de la CEE sobre la reforma laboral, no ha dudado en señalar que en una sociedad civilizada, es necesario recordar algunos criterios que se recogen en la encíclica del Papa Benedicto XVI Caritas in Veritate, a su vez reproducidas en el documento fruto de la Asamblea Plenaria de los obispos españoles de noviembre de 2009.
En la encíclica, el Papa recuerda que un Gobierno ha de prever las condiciones para un trabajo “decente”, que sea “expresión esencial de la dignidad de todo hombre y mujer”, libremente elegido, que haga que los trabajadores sean respetados “evitando toda discriminación”, que permita satisfacer las necesidades de las familias, que consienta a los trabajadores “organizarse libremente y hacer oír su voz” y que asegure “una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación”, entre otros.
En esta línea, Mons. Martínez Camino ha remarcado que el trabajo “no es una mercancía más” porque detrás de él, según ha recordado, está la persona. Por ello, ha insistido en que una legislación “justa” tiene que tener en cuenta estos aspectos.
“Ahora bien, el legislador tiene que apañárselas y en principio hay que conceder la confianza a que todos los legisladores desean que nadie en un país esté sin trabajo o tenga un mal trabajo porque eso es negativo para el bien común. Hasta qué punto esta reforma lo va a conseguir, es sobre lo que no puedo pronunciarme”, ha precisado.