(P. Ontoso/El Correo) El sector crítico de la comunidad eclesial asegura que se trata de un acto de “sectarismo” para escorar la actividad del instituto hacia una línea conservadora.
Los círculos más progresistas de la diócesis defienden el trabajo del Instituto de Teología, “que ha elaborado programas muy compensados en una actividad muy cercana a la pastoral. ¿Una actividad muy escorada? Por su aulas han pasado gente muy variada y plural, que abarcan campos muy distintos. Desde Santiago Guijarro a Serafín Béjar. Por supuesto, gente muy abierta, pero que no se ha significado por su belicosidad o beligerancia contra los obispos. En ningún caso se ha actuado con tendenciosidad”, se insiste.
Este episodio ha sacado a la luz un conflicto que viene de lejos y que se centra en el control del Instituto de Teología, con mucha tradición en la diócesis y por el que han pasado figuras relevantes. Los gestores del centro han tratado desde su inicios de blindar su actividad del control episcopal, lo que ha originado choques con los obispos. “El proyecto del IDTP para actuar como un ente autónomo en el que el obispo no podía intervenir se ha revelado como una utopía inútil, equivocada e impensable”, asegura un profesor que ha seguido de cerca su actividad.
Javier Vitoria, en su día directivo del IDTP, asegura que Mons. Iceta ha comunicado al actual director, Javier Oñate, la necesidad de “reconducir el instituto hacia una posición más centrada”. El teólogo señala en un artículo publicado en la página web del foro de curas que “desgraciadamente, el viejo debate que mantuvimos con algunos miembros del gobierno diocesano (y adjuntos) sobre la autonomía del IDTP tenía el gato encerrado de la censura como presumíamos”.