(EP) Las circunstancias que provocan la necesidad de pedir ayuda a la familia son esencialmente, según el estudio, situaciones de dificultad derivadas del desempleo o por quiebra del negocio (en el 39 por ciento de los casos) y la insuficiencia de ingresos (en el 17 por ciento de las ocasiones). Asimismo, el 33 por ciento de los encuestados ha declarado haber recibido ayuda al comprarse una vivienda en forma de préstamos sin intereses o avales, “procedentes principalmente de los padres”.
En cualquier caso, el informe indica que la necesidad de ayuda entre los miembros de la familia ha favorecido la proximidad, de forma que el 67 por ciento de los jóvenes entre 18 y 29 años asegura vivir con sus padres (frente al 30 por ciento de los que viven en los países escandinavos) y un 69 por ciento de los emancipados vive a menos de 5 kilómetros de sus progenitores (un 40 por ciento en Francia y los países escandinavos).
Asimismo, apunta que los españoles adultos dedican más tiempo al ocio con la familia (68 por ciento) que a la diversión con los amigos (22 por ciento). En cuanto a la frecuencia de visitas, alrededor de un 74 por ciento de los encuestados asegura ver a su madre al menos una vez a la semana.
Además, el estudio revela que el vínculo entre donante y receptor es en un 60 por ciento de los casos entre padres e hijos jóvenes y emancipados, cuando un 68 por ciento de los españoles piensa que son los hijos quienes deben cuidar de sus padres cuando estos lo necesitan.
A ello se suma el hecho de que el porcentaje de abuelos que cuidan de los nietos ha crecido más de un 10 por ciento desde el año 1993 y ya son dos de cada tres las familias con hijos menores de tres años que reciben su ayuda. En este sentido, estima el valor de las transferencias de servicios no remunerados entre generaciones entre el 2 y el 3,7 por ciento del PIB.
Por el contrario, de los datos se desprende que un 2 por ciento de la población española no podría acudir a nadie en caso de necesidad, cifra que se duplica entre los mayores.