Los cuatro postulados del papa Francisco

Han sido siempre los principios primeros del pensamiento del papa Francisco. El jesuita argentino Juan Carlos Scannone nos informa que cuando Jorge Mario Bergoglio era provincial, en 1974, ya los usaba.

Pueden ser considerados como los postulados del pensamiento del papa Francisco, desde el momento que, además de resultar recurrentes en su enseñanza, son presentados por él como criterios generales de interpretación y evaluación.

Ellos son:

- el tiempo es superior al espacio;

- la unidad prevalece sobre el conflicto;

- la realidad es más importante que la idea;

- el todo es superior a la parte.

En «Evangelii gaudium», n. 221, Francisco los llama «principios». Personalmente, considero por el contrario que ellos pueden ser considerados «postulados», término que en el vocabulario Zingarelli de la lengua italiana designa una «proposición carente de evidencia y no demostrada, pero admitida igualmente como verdadera en cuanto necesaria para fundamentar un procedimiento o una demostración».

Siempre en «Evangelii gaudium», n. 221, el Papa afirma que los cuatro principios «brotan de los grandes postulados de la Doctrina Social de la Iglesia».

Pero los que en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia son señalados como «principios permanentes» y «verdaderos y propios puntos de apoyo de la enseñanza social católica» son más bien la «dignidad de la persona humana», el «bien común», la «subsidiaridad» y la «solidaridad», a los cuales están vinculados el destino universal de los bienes y la participación, además de los «valores fundamentales de la vida social» como la verdad, la libertad, la justicia y el amor.

Ahora bien, es difícil captar la derivación de los cuatro postulados de «Evangelii gaudium» de los llamados «principios permanentes» de la doctrina social de la Iglesia. O por lo menos tal derivación no es tan evidente: es necesario sacarla a la luz y no darla por descontada.

El hecho es que ellos han sido siempre los principios primeros del pensamiento del papa Francisco. El jesuita argentino Juan Carlos Scannone nos informa que «cuando Jorge Mario Bergoglio era provincial, en 1974, ya los usaba. Yo formaba parte con él de la congregación provincial y lo he escuchado mencionarlos para iluminar distintas situaciones que se trataban en ese foro».

Hay que tener presente que en 1974 Bergoglio tenía 38 años, era jesuita desde hacía dieciséis años (1958), se había graduado en Filosofía una década atrás (1963), era sacerdote desde cinco años antes (1969), era provincial desde hacía un año (1973-1979) y todavía no había estado en Alemania (1986) para completar sus estudios. Parecería entonces que esos cuatro postulados son el resultado de las reflexiones personales del entonces joven Bergoglio.

En la exhortación apostólica «Evangelii gaudium» Francisco los vuelve a proponer, «con la convicción de que su aplicación puede ser un genuino camino hacia la paz dentro de cada nación y en el mundo entero» (n. 221).

Primer postulado: «el tiempo es superior al espacio»

Entre los cuatro postulados, éste parecería ser el más apreciado por el papa Francisco. Lo encontramos enunciado por primera vez en la encíclica «Lumen fidei» (n. 57). Lo volvemos a encontrar, junto con los otros tres principios, en «Evangelii gaudium» (nn. 222-225). Posteriormente es retomado en la encíclica «Laudato si’» (n. 178). Por último, es citado, dos veces, en la exhortación apostólica «Amoris laetitia» (nn. 3 y 261).

Pero es el menos inmediatamente comprensible en su formulación. Se torna claro sólo cuando se lo explica. «Evangelii gaudium» lo aclara de la siguiente manera:

«Este principio permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. Ayuda a soportar con paciencia situaciones difíciles y adversas, o los cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad. Es una invitación a asumir la tensión entre plenitud y límite, otorgando prioridad al tiempo. Uno de los pecados que a veces se advierten en la actividad sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder en lugar de los tiempos de los procesos. Darle prioridad al espacio lleva a enloquecerse para tener todo resuelto en el presente, para intentar tomar posesión de todos los espacios de poder y autoafirmación. Es cristalizar los procesos y pretender detenerlos. Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios. El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retorno. Se trata de privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos. Nada de ansiedad, pero sí convicciones claras y tenacidad» (n. 223).

Es más concisa la exposición de «Amoris laetitia»: «Se trata de generar procesos más que de dominar espacios» (n. 261). Pero en esta última exhortación apostólica se hace una sorprendente aplicación del principio en cuestión:

«Recordando que el tiempo es superior al espacio, quiero reafirmar que no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una unidad de doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella. Esto sucederá hasta que el Espíritu nos lleve a la verdad completa (cf. Jn 16,13), es decir, cuando nos introduzca perfectamente en el misterio de Cristo y podamos ver todo con su mirada. Además, en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos locales» (n. 3).

Debemos reconocer sinceramente que la derivación de esa conclusión a partir del principio examinado no es tan inmediata y evidente como el texto parecería suponer. Parece dar a entender que la esencia del primer postulado está en el hecho que no se debe pretender uniformar todo y a todos, sino dejar que cada uno recorra su propio camino hacia un «horizonte» (nn. 222 y 225) que permanece más bien indefinido.

En la entrevista publicada por el padre Antonio Spadaro en «La Civiltà Cattolica», el 19 de setiembre de 2013, Francisco expone el principio en una perspectiva más teológica:

«Dios se manifiesta en una revelación histórica, en el tiempo. El tiempo inicia los procesos, el espacio los cristaliza. Dios se encuentra en el tiempo, en los procesos en curso. No necesita privilegiar los espacios de poder respecto a los tiempos, también largos, de los procesos. Debemos comenzar procesos más que ocupar espacios. Dios se manifiesta en el tiempo y está presente en los procesos de la historia. Esto hace privilegiar las acciones que generan dinámicas nuevas. Requiere paciencia y espera» (p. 468).

En la revista «PATH», de la Pontificia Academia Teológica (n. 2/2014, pp. 403-412), don Giulio Maspero identifica las fuentes del principio en san Ignacio [de Loyola] y en Juan XXIII - citados por Francisco en la entrevista concedida al padre Spadaro -, y en el beato Pedro Fabro, citado en «Evangelii gaudium», n. 171, mientras que excluye como fuente a Romano Guardini, también citado en EG, n. 224. En el principio se reconoce «una profunda raíz trinitaria», mientras que su clave hermenéutica, de naturaleza puramente teológica, se encuentra en la afirmación de la presencia y de la manifestación de Dios en la historia. Francamente, cansa un poco seguir el razonamiento de don Maspero en este comentario apasionado suyo del principio de la superioridad del tiempo respecto al espacio.

Personalmente, en lugar de las raíces teológicas – que todavía hay que probarlas – no puedo no advertir en la base del primer postulado algunos filones de la filosofía idealista, como el historicismo, el primado del devenir sobre el ser, el surgimiento del ser a partir de la acción («esse sequitur operari»), etc. Pero es un discurso que debería ser profundizado por los expertos en el ámbito científico.

Segundo postulado: «La unidad prevalece sobre el conflicto»

También este principio fue enunciado por primera vez en la encíclica «Lumen fidei» (n. 55). Su tratamiento más extenso se encuentra en «Evangelii gaudium» (nn. 226-230). Lo encontramos por último en la encíclica «Laudato si’» (n. 198). EG parte de una constatación:

«El conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada. Cuando nos detenemos en la coyuntura conflictiva, perdemos el sentido de la unidad profunda de la realidad» (n. 226).

Y describe tres actitudes:

«Ante el conflicto, algunos simplemente lo miran y siguen adelante como si nada pasara, se lavan las manos para poder continuar con su vida. Otros entran de tal manera en el conflicto que quedan prisioneros, pierden horizontes, proyectan en las instituciones las propias confusiones e insatisfacciones y así la unidad se vuelve imposible. Pero hay una tercera manera, la más adecuada, de situarse ante el conflicto. Es aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso» (n. 227).

La tercera actitud se basa en el principio: «la unidad es superior al conflicto», que es calificado precisamente como «indispensable para construir la amistad social» (n. 228). Este principio inspira el concepto de «diversidad reconciliada» (n. 230), recurrente en la enseñanza del papa Francisco, sobre todo en el campo ecuménico.

El gran problema de este postulado es que supone una visión dialéctica de la realidad, muy similar a la de Hegel:

«La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida. No es apostar por un sincretismo ni por la absorción de uno en el otro, sino por la resolución en un plano superior que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna» (n. 228).

Esta «resolución en un plano superior» recuerda mucho a la «Aufhebung» hegeliana. No parece casual entonces que después, en el n. 230, se hable de una «síntesis», que evidentemente supone una «tesis» y una «antítesis», los polos en conflicto entre ellos. También en este caso habría que profundizar el discurso.

Tercer postulado: «La realidad es más importante que la idea»

Éste está expuesto en «Evangelii gaudium» (nn. 231-233) y es retomado posteriormente en «Laudato si’» (n. 201):

«Existe también una tensión bipolar entre la idea y la realidad. La realidad simplemente es, la idea se elabora. Entre las dos se debe instaurar un diálogo constante, evitando que la idea termine separándose de la realidad. Es peligroso vivir en el reino de la sola palabra, de la imagen, del sofisma. De ahí que haya que postular un tercer principio: la realidad es superior a la idea. Esto supone evitar diversas formas de ocultar la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los nominalismos declaracionistas, los proyectos más formales que reales, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría» (EG 231).

Podría parecer que este postulado es el más fácilmente comprensible y aceptable, el más cercano a la filosofía tradicional. La profundización que hace «Evangelii gaudium» es muy atractiva y, a primer vista, absolutamente compartible:

«La idea – las elaboraciones conceptuales – está en función de la captación, la comprensión y la conducción de la realidad. La idea desconectada de la realidad origina idealismos y nominalismos ineficaces, que a lo sumo clasifican o definen, pero no convocan. Lo que convoca es la realidad iluminada por el razonamiento. Hay que pasar del nominalismo formal a la objetividad armoniosa. De otro modo, se manipula la verdad, así como se suplanta la gimnasia por la cosmética» [Platón, «Gorgias», 465] (n. 232).

En la citada revista de la Pontificia Academia Teológica, el padre Giovanni Cavalcoli se deja llevar a un entusiasta comentario de este principio, asimilándolo, sin posteriores puntualizaciones, al tradicional realismo gnoseológico aristotélico-tomista.

Pero en mi opinión no tiene en cuenta dos aspectos importantes:

- el contexto en el que se expone el principio, que es un contexto sociológico con repercusiones de carácter pastoral. «Evangelii gaudium» no es un ensayo de filosofía del conocimiento: aunque se trata de un principio filosófico, el tercer postulado es utilizado en función del desarrollo de la convivencia social y de la construcción de un pueblo (n. 221);

- y el lenguaje utilizado, que no es un lenguaje técnico. Cuando en el documento se habla de «idealismos y nominalismos ineficaces» no se está refiriendo a las corrientes históricas del idealismo y del nominalismo, ya que es muy cierto que se usa el plural. Sobre todo los términos «idea» y «realidad» son entendidos en un sentido diferente de aquél en que podría entenderlos la gnoseología tradicional. La «realidad» de la que se habla en «Evangelii gaudium» no es la realidad metafísica, sinónimo de «ser», sino una realidad puramente fenoménica. La «idea» no es la simple representación mental del objeto, sino que – como señala el texto mismo – es sinónimo de «elaboraciones conceptuales» (n. 232) y, en consecuencia, de «ideología». Por otra parte, el uso de expresiones existenciales como, por ejemplo, el verbo «convocar» habría debido dar a entender inmediatamente que no se trata del lenguaje escolástico tradicional.

Estas observaciones tienen consecuencias importantes. El postulado «la realidad es más importante que la idea» no tiene nada que ver con la «adaequatio intellectus ad rem» [adecuación del intelecto a la cosa]. Esto significa más bien que debemos aceptar la realidad tal como es, sin pretender cambiarla en base a principios absolutos, por ejemplo, los principios morales, que son solamente «ideas» abstractas, que la mayoría de las veces corren el riesgo de transformarse en ideologías. Este postulado está a la base de las continuas polémicas de Francisco contra la doctrina. En este sentido, es significado cuanto afirmó el papa Bergoglio en la entrevista en «La Civiltà Cattolica»:

«Si el cristiano es restauracionista, legalista, si quiere todo claro y seguro, entonces no encuentra nada. La tradición y la memoria del pasado deben ayudarnos a tener el valor de abrir nuevos espacios en Dios. El que hoy busca siempre soluciones disciplinarias, el que tiende en forma exagerada a la 'seguridad' doctrinal, el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, tiene una visión estática e involutiva. De este modo la fe se convierte en una ideología entre muchas» (pp. 469-470).

Cuarto postulado: «El todo es superior a la parte»

Encontramos este principio expuesto ampliamente en «Evangelii gaudium» (nn. 234-237) y retomado después sintéticamente en «Laudato si’» (n. 141):

«El todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos. Pero hay que hacerlo sin evadirse, sin desarraigos. Es necesario hundir las raíces en la tierra fértil y en la historia del propio lugar, que es un don de Dios. Se trabaja en lo pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia. Del mismo modo, una persona que conserva su peculiaridad personal y no esconde su identidad, cuando integra cordialmente una comunidad, no se anula sino que recibe siempre nuevos estímulos para su propio desarrollo. No es ni la esfera global que anula ni la parcialidad aislada que esteriliza» (EG 235).

Aquí se aprecia el intento de tener juntos los dos polos que están mutuamente en tensión – el todo y la parte – y que en EG se los identifica con la «globalización» y la «localización» (n. 234). La valorización de la parte, que no debe desaparecer en el todo, es representada por la figura geométrica, querida por el papa Francisco, del poliedro, en contraposición a la esfera (n. 236).

El problema es que el principio, tal como está formulado, no expresa ese equilibrio entre el todo y las partes. Habla abiertamente de la superioridad del todo respecto a las partes. Esto está en contraste con la doctrina social de la Iglesia, la cual declara efectivamente que la persona es un ser constitutivamente social, pero reafirmando al mismo tiempo su primado y su irreductibilidad en el organismo social (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nn. 125 y 149; Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1878-1885). Existe el riesgo que, al limitarse a repetir el cuarto postulado sin precisiones ulteriores, éste pueda ser entendido en sentido marxista y justificar así la anulación del individuo en la sociedad.

Hay que tener presente que también desde un punto de vista hermenéutico la relación entre el todo y las partes no es descrito en términos de superioridad sino de circularidad, el llamado «círculo hermenéutico»: el todo es interpretado a la luz de las partes; las partes a la luz del todo.

Conclusiones

Que en la realidad en la cual estamos viviendo existen polaridades es un hecho difícilmente discutible. Lo que cuenta es la actitud que asumimos frente a las tensiones que experimentamos cotidianamente en nuestra vida. De la consideración de los cuatro postulados en su conjunto parecería que se debe concluir que la actitud más acorde es la de poner juntos los polos que se oponen, pero suponiendo que uno de los dos es superior al otro: el tiempo es superior al espacio; la unidad prevalece sobre el conflicto; la realidad es más importante que la idea; el todo es superior a la parte.

Personalmente, he considerado siempre que las tensiones son más bien «gestionadas»; que es utópico pensar que ellas puedan ser, mientras estamos en esta tierra, definitivamente superadas; que por otra parte es un error tomar partido por uno de los dos polos contra el otro, como si el bien estuviera solamente en un lado y en el otro sólo hubiera mal (una visión maniquea de la realidad siempre rechazada por la Iglesia). El cristiano no es el hombre del «aut aut» [o...o], sino del «et et [y...y]». En este mundo hay – ¡debe haber! – espacio para todo: para el tiempo y para el espacio, para la unidad y para la diversidad, para la realidad y para las ideas, para el todo y para las partes. No se excluye nada, en caso contrario sufre el desequilibrio de la realidad, que puede llevar a conflictos devastadores.

Otra observación que se podría hacer al término de esta reflexión es que la exposición de estos cuatro postulados demuestra que, en el obrar humano, es inevitable dejarse conducir por algunos principios, que por su naturaleza son abstractos. No sirve para nada entonces polemizar sobre la naturaleza abstracta de la «doctrina», oponiéndole una «realidad» a la que debería simplemente adecuarse. Si no es iluminada, guiada, ordenada por algunos principios, la realidad corre el riesgo de desembocar en un caos.

El problema es: ¿cuáles principios? Sinceramente no se ve por qué los cuatro postulados de los que nos estamos ocupando pueden orientar legítimamente el desarrollo de la convivencia social y la construcción de un pueblo, mientras la mismísima legitimidad no puede ser reconocida en otros principios, a los que se reprocha continuamente su naturaleza abstracta y su carácter al menos potencialmente ideológico.

No se puede negar que la doctrina cristiana corre el riesgo de transformarse en ideología. Pero el mismo riesgo se sigue de cualquier otro principio, incluidos los cuatro postulados de «Evangelii gaudium»; con la diferencia que éstos son el resultado de una reflexión humana, mientras la doctrina católica se basa en una revelación divina.

Que no nos suceda hoy lo que le ocurrió a Marx, quien, mientras acusaba de ideología a los pensadores que lo precedieron, no se dio cuenta que estaba elaborando una de las ideologías más ruinosas de la historia.

 

P. Giovanni Scalese

Publicado orignalmente en el blog de Sandro Magister en Chiesa

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40 comentarios

vicente
dejémonos de postulados y de teorías y vamos a vivir y a proclamar el Evangelio de Jesús.
20/05/16 8:35 PM
Yolanda
Albricias.
Al fin me he enterado de qué quiere decir el Papa con esa reiterada frase de que "el tiempo es superior al espacio"
20/05/16 8:39 PM
Daniel Iglesias
Excelente artículo. Muy clarificador.
20/05/16 10:58 PM
Carlos
Si no farcias der carordias.......no remuerdas las lepordias. Y la gente aplaudia como si entendiera.
21/05/16 1:10 AM
antonio
Excelente padre!!clarificador, me hace recordar, he leido la Pascendi sobre el modernismo, condenado por San Pio X.Sofismas.

Sigue la ambiguedad!!!!


Que Dios lo bendiga y lo haga sobre la Iglesia.
21/05/16 1:25 AM
Gregory
Es la primera vez que veo un articulo que busca estudiar el pensamiento del papa Francisco, es la primera vez. Sobre el postulado de que "el tiempo es superior al espacio" lo entendi precisamente en que no hay que aferrarse a un tiempo sino generar el proceso el tiempo no rige. El numeral 225 lo expone la evangelización requiere un horizonte, pero el proceso es decir la evangelización misma comienza avanza cuanto tiempo se requiere para alcanzar el objetivo en este caso la conversión solo Dios lo sabe a nosotros nos toca emprenderlo y desarrollarlo con la gracia de Dios.
21/05/16 1:42 AM
Tomás Bertrán
Gregory, bien explicado. En el apostolado no tiene que ser nuestro tiempo, tiene que ser el tiempo de Dios. Por experiencia personal te contaré que mi padre, hombre religioso, se murió sin ver mi conversión. Al año y medio de morirse, me vino a la mente una frase que me dijo y salí corriendo a confesarme. Volví a la Misa dominical, hice Cursillos, y hasta ahora gracias a Dios.
21/05/16 1:25 PM
Gregory
Por cierto el articulo en si hay que leerlo varias veces para poder entenderlo. Si bien la critica es valida pienso que no esta mal quedarnos con lo bueno, lo mejor de la exhortación es la alegría en la evangelización y que seamos capaces de emprender de emprender acciones caminos de evangelización :"sembrar la semilla" a otros les tocare recoger la cosecha esto fue lo que entendí y es muy Biblico, la historia de la Iglesia lo confirma.
21/05/16 3:51 PM
Miguel Antonio Barriola
No dejo de preguntarme si, aún la misma historia no ha sido penetrada por verdades eternas, que por más que pasen los siglos, jamás podrán ser negadas o cambiadas.
Además, si bien no se puede endiosar el slogan de que "todo tiempo pasado fue mejor", ¿no fue infinitamente más fructuoso, en fe y teología, el Medioevo, que el "Siglo de las luces"? ¿Se adelantó mucho con la guillotina francesa, la quema de conventos de los "rojos españoles", las feroces décadas del comunismo?
¿Hará el tiempo que 2 + 2 llegue a ser 5?
Además, si la realidad es superior a la idea, ¿no se encuentran ante la primera tanto el orangután como Einstein?
Pero, la inteligencia del segundo (y de todo hombre) han sabido moldear, mejorar, hacer servir para personas, comunidades, países y el universo entero a la mera realidad.
Claro que la mente y el actuar humanos jamás agotarán la riqueza enorme de lo creado, salida de manos del "Motor inmóvil"(Sab 13, 5 ss.; Hech 17, 26 - 27; Rom 1, 19 - 20), y del "Redentor" de todo lo que el hombre arruinó con su pecado. Pero es innegable, que Dios mismo entregó el mundo para que Adán, le pusiera nombres (Gn 2, 19 - 20), o sea: lo penetrara, indagara, cualificara, etc. y así lo pusiera al servicio de sus hermanos.
Si ha habido abusos, que pretendieron acelerar los procesos, sin respetar la naturaleza de las cosas o idealismos, que todo lo quisieron dominar con sus brillantes (¿ - ?) elucubraciones, nunca hemos de olvidar que: "abusus non tollit usum".
Los dogmas en
21/05/16 4:10 PM
Miguel Antonio Barriola
No recuerdo bien, cómo seguía la frase de mi comentario, que al final se reproduce arriba truncada, pero me parece que habría sido algo así:
Los dogmas no paralizan la realidad o el pensamiento, pero son irrenunciables pasos, que podrán completarse, pero nunca ser borrados. Así como Éfeso (unidad de Jesucristo, contra la dualidad nestoriana) fue completado por Calcedonia (unidad en la persona, dualidad en las naturalezas), pero en modo alguno el concilio posterior renegó del precedente.
Por lo tanto, no puede negarse que se dan verdades inamovibles y una "philosophia et theologia perennes".
21/05/16 6:50 PM
Miguel Antonio Barriola
Además de un complemento a mi comentario truncado, que ya he enviado, creo recordar, que también hacía mención de la armonía que ha de darse entre "predicar a todo el mundo" (cosa que supone pluralidad y adaptación),con "LO QUE YO LES HE MANDADO"(que no es: lo que está de moda, lo que gusta a la gente o podrá recibir aplausos - Ver Mt 28, 19 - 20).
Seguía reflexionando también, apuntando a cómo el mandato final de Cristo no se podía compaginar con la ideología de ciertos purpurados, que suponían que el Evangelio podía ser "inculturado" en Alemania, de modo contrario al que se lo podría hacer en África.
El violín, el oboe, el arpa tienen sonidos bien diferentes, pero pueden acordarse, al interpretar UNA MISMA PARTITURA Y BAJO UNA SOLA BATUTA.
21/05/16 8:25 PM
El Indalecio
Para es lo de siempre. que lo curas, Obispos y Papas tienen que saber muy bien a Santo tomás . Porque eso de ir a alemania a formarse en filosofía..... Hummm, trae luego malas consecuencias para formular y predicar bien la Fe. Para predicar bien hay que ser muy buen tomista. ejemplo son los Santos . son los mejores tomistas que haqn existido en la Iglesia. y si no lean sus escritos.
21/05/16 8:49 PM
Ricardo de Argentina
Si aplicamos que "la realidad es superior a la idea" al caso de los divorciados rejuntados, concluyendo que la realidad de esos "irregulares" es superior a la idea de que no deben comulgar, entonces tenemos explicada la Exhortación AL.

Es posible que el joven Bergoglio pensara que sus principios harían época. A mí en cambio me parecen cursis y superficiales. Fue el mismo Papa, no recuerdo si ya pontífice o por entonces cardenal, quien dijo muy claramente que reconocía que su formación intelectual había sido deficiente.
De lo cual a mí no me caben dudas.
21/05/16 10:21 PM
j
Como dice el articulista, Francisco no hace filosofía. Son sus pensamientos personales.

La idea es superior a la realidad, siempre. Por eso nos confesamos según la Ley de Dios, no según las costumbres de un tiempo o lugar. Lo contrario sería relativismo y subjetividad.
22/05/16 1:05 AM
Gregory
Hice un comentario sobre el primer postulado del papa Francisco sobre los otros tres en verdad que no les di mayor importancia. Pienso que son postulados personales que el papa ha empleado me imagino que le han dado buen resultado. ¿Son obligatorios? con la esepción del primero que se funda en un hecho real los otros son reflexiones personales que algunos tendrán en cuenta otros no. Por cierto un comentario es evidente que la formación del papa Francisco es menos densa que la de Benedicto XVI. Pero tiene una experiencia pastoral y de ahí surge una reflexión.
22/05/16 6:30 AM
Horacio Castro
En la dimensión llamada espacio-tiempo, metafísicamente, es el tiempo el que deja huella en el espacio. Sin duda alguna. ¿De qué está hablando el autor sin expresar ninguna convicción firme al respecto? También olvida Giovanni Scalese que fundamentalmente el Papa Francisco, contra cualquier otra filosofía, se refiere a la realidad natural y sobrenatural y es verdad que considera inferior la de los entes imaginarios y enfatiza que hay una relación creada entre ser y devenir temporal. Este es el comienzo para resolver el conflicto individual o comunitario, doctrinario o pastoral. Y esto es lo que lleva a la convicción de que la realidad es más importante que la idea. Vaya que lo es, mucho más cuando vemos que también hay ficciones teológicas que dieron en llamar herejías. Lo que dice Scalese pretendiendo refutar el principio o ‘postulado’ de que «el todo es superior a la parte», me resulta incomprensible. Recuerdo dos ejemplos: la unión de dos gases (hidrógeno y oxígeno) que dan lugar a la maravilla del agua, esencial para la vida física, y las partes que como órganos, miembros, nervios, fluidos, etc. forman el todo material que llamamos cuerpo humano. Y el todo del ser humano compuesto de esa materia con el alma espiritual. No considero para nada plausible este estudio sobre el pensamiento de S. S. Francisco. En realidad lo considero un acto impropio en un sacerdote.
23/05/16 4:56 AM
David
Horacio Castro, si no sabe, mejor cállese.
23/05/16 7:21 AM
Tito Livio
Es una impostura que un papa u obispo en vez de ejercer su papel de defensor de la fe de la iglesia y proclamarla se dedique a transformarla -no adelantarla o desarrollarla sobre la tradición apostólica, la doctrina y magisterio infalible- en base a unas ideas filosóficas personales de un capitulo de su inconclusa tesis y por lo tanto postulados no demostrados y ni siquiera elevados a categoría de tesis, pero que él ya los toma o por principios. Y sobre ellos gobierna incluso teológicamente a la Iglesia. Esto es una gran impostura por decirlo suavemente y una utilizacion de su posición para llevar a termino y aplicar lo que no tuvo capacidad o no pudo (por el motivo que fuese) llevar cientificente a termino en una tesis.
23/05/16 8:53 AM
Horacio Castro
Le doy una ayudita (un ej.) David, sin presentarme de sabihondo como este barnabita antipapa. Una idea también puede serlo de la nada absoluta. De la inexistencia absoluta, la negación de toda posibilidad de Dios. Por eso se puede concluir que la realidad es más importante que la idea.
23/05/16 12:55 PM
JUAN NADIE
Lo de que el tiempo es superior al espacio, se parece a cuando Zapatero dijo la tierra no es de nadie es del viento.

Para que haya tiempo tiene que haber movimiento y para que haya movimiento tiene que haber espacio. Entonces ¿Cómo va a ser superior el tiempo si no puede existir sin el espacio?

Eso del tiempo cuando trata de explicarlo es peor, es pura verborrea argentina de vendedor con aires de psicoanalista por la universidad de la calle.

Ademas supongamos que el tiempo fuese superior al espacio o que fuese superior la luz. ¿Y que? ¿Qué tiene que ver eso con nuestra necesidad de actuar según la moral de Jesucristo? ¿Qué mas nos da para cumplir los 10 madamientos si el tiempo o la tierra o los arboles son superiores al espacio o al agua?
23/05/16 1:56 PM
Ricardo de Argentina
Horacio, comparto la opinión de David.
Y también la de Tito Livio: hay que tomar conciencia de que representa un GRAN PELIGRO para la Iglesia que sea gobernada desconociendo los principios católicos tradicionales, larguísimamente probados y aprobados por infinidad de santos.
Pero MÁS PELIGOSO AÚN es que esos sabios y santos principios sean reemplazados por las ideas peregrinas de quien quien en su momento ha reconocido haber recibido UNA DEFICIENTE FORMACIÓN.
Como lo ha reconocido el entonces Card. Bergoglio.
23/05/16 2:59 PM
David
Horacio, insisto en que es bueno saber antes de hablar.

Le voy a explicar el tema. Cuando se deja de un lado los referentes filosóficos fundamentales del catolicismo (S. Agustín y Sto Tomás), para adoptar teorías que parecen ingeniosas pero que ni siquiera está claro que el adoptante sepa en qué consisten, el resultado es una caída radical del componente cristiano de la raíz del mensaje.

Un Papa está para confirmar en la fe, no para crear confusión, que es exactamente lo que está consiguiendo Francisco. Nadie sabe bien qué dice, qué hace, qué quiere y cómo lo quiere. Se contradice constantemente. Es un "lío" constante. Y además, parece feliz siendo así. Pero la Iglesia no puede aguantar mucho en esas condiciones. El populismo no basta para sostener un pontificado más allá de unos pocos años. Los gestos se acaban y dejan de tener su importancia cuando se repiten constantemente. Y su discurso empieza a tener el mismo problema. Se repite más que una sopa de ajo.

Un ejemplo de la confusión de este Papa. El otro día en Santa Marta tuvo el valor de arremeter contra la casuística, cuando todo el capítulo octavo de Amoris laetitia es una puerta abierta de par en paz a esa casuística.

Cuando más necesita el mundo una Iglesia firme en sus principios, sobre todo en cuanto a la institución familiar, este hombre nos ha puesto a todos en manos de la confusión y la duda. Es un pontificado lamentable. La Iglesia sobrevivió a otros pontificados así. Sobrevivirá a este.
23/05/16 3:20 PM
Ricardo de Argentina
Se me acaba de ocurrir lo siguiente:
Los cardenales que eligieron a Bergoglio sabían seguramente cómo él pensaba. ¿Habrán creído acaso que eso era lo mejor para la Iglesia?
Me da toda la impresión de encontrarme en estos momentos al borde de un ataque de pánico...
23/05/16 3:21 PM
Uno que sabe
Ricardo, cálmate. Te puedo asegurar que gran parte de los cardenales que le eligieron no tenían ni idea de que él sostenía esos cuatro postulados. Es una pena que no se puedan dar públicamente varios nombres de cardenales que hoy están angustiados por lo que hicieron. Pero ya han tomado nota. No caerán de nuevo en ese error.
23/05/16 3:28 PM
Horacio Castro
JUAN NADIE, eso de la verborrea argentina se lo puede poner donde ya le aconsejó una autoridad de I. C. Desmerecer los conceptos filosóficos que permanecen vigentes desde hace 25 siglos hasta en la Física moderna, no es un camino acertado. Fe y razón pueden coincidir sin demasiado esfuerzo. El tiempo fluye siempre hacia adelante y deja la huella en cada lugar del espacio que llamamos historia. Siga usted si quiere (por mi parte punto y fin). RICARDO DE ARGENTINA, su comentario, muy al estilo que adoptó estos últimos meses, coincide con David en "Horacio Castro, si no sabe, mejor cállese". Bastante pobre lo suyo. Siga si quiere, que para mí significa punto final. DAVID. Lo que usted dice ahora no tiene que ver con el pretendido análisis de ese remedo de teólogo y filósofo, como considero a Giovanni Scalese al leer este artículo. Lo que usted comenta es humo, simple divagación. Siga con lo suyo pero no trate de involucrarme en más pavadas.
23/05/16 4:02 PM
Gregory
Ricardo Argentina le recomiendo ore el Rosario es bueno y por supuesto Valeriana
23/05/16 5:36 PM
Rexjhs
Son todos principios modernistas:
1. - el tiempo es superior al espacio: aunque Europa fuese cristiana una vez, ahora ya no lo es más. Evolucionó. Los musulmanes son un "don" para Europa.
2. - la unidad prevalece sobre el conflicto: unidad en la mentira es preferible al conflicto. Pues no, no cabemos en la misma Iglesia Vidal o Kasper y yo. Unidad en la Verdad, si no, mejor cada uno por su lado, aunque los buenos seamos un remanente escaso.
3. - la realidad es más importante que la idea: el centro del pensamiento bergogliano, tal y como lo ha confirmado en AL: la doctrina es un mero "ideal". Lo que importa es la realidad. Si la realidad dice que el pueblo ha aceptado la homosexualidad y el adulterio, metámoslos en la Iglesia.
4. - el todo es superior a la parte: si el "sensus fidei" del pueblo o de las Conferencias episcopales es dar la comunión a los adúlteros, hagámoslo. Si la parte es fiel (livieres) la acusaremos de que no está en "comunión" con los hermanos.
Abran los ojos, ¡por Dios!
23/05/16 5:57 PM
Ricardo de Argentina
Gracias Unoquesabe, quiera Dios que tengas razón.

Gregory, acabo de estar ciertamente al borde de un ataque de pánico y el Rosario -sólo 4 misterios- me ayudaron a superarlo. Lástima que no pueda extenderme sin irme del tema, de todas formas gracias.

Rexjhs, ¡excelente reflexión!. He ahí perfectamente explicado a Franciscus. Creo que debemos agradecer al P. Scalese su gran aporte y a Infocatólica por habérnoslo proporcionado. Lo divulgaré inmediatamente.
23/05/16 6:49 PM
Roberto de la Argentina
Un gran filosofo esloveno que vivió en la Argentina, decía que los errores teológicos del primer milenio de la Iglesia eran de origen teológico, mientras que los errores teológicos del segundo milenio son de origen filosofico.
Por ejemplo, el Papa Francisco llama despectivamente "teología de escritorio" a la teología expresada de forma abstracta, porque no entiende el movimiento hacia arriba de abstraccion, y hacia abajo de "conversio a fastsma", ni como una teologia muy abstracta pueda vivirse de manera tierna y encarnada, como fue el testimonio de vida del aquinate, por ejemplo.
23/05/16 9:38 PM
Jordi
El P. Juan Carlos Scannone nos informa en el artículo un detalle que, ampliado, hace comprender estos cuatro principios:

- el contexto en el que se expone el principio [los cuatro principios], es un contexto sociológico con repercusiones de carácter pastoral

- y el lenguaje utilizado, que no es un lenguaje técnico

El P. Scannone nos lo dice bien claro: son simplemente unas reflexiones particulares de Francisco desde su realidad argentina, que es la del contraste entre las Villas Miseria y las Villas Luxury.

Pienso que no hay que darles más vueltas, tampoco tienen una base filosófica tradicional. Son reglas, leyes o normas que proceden de una casuística personal de Bergoglio.

El P. Scannone nos ha dado una luz sobre el pensamiento de Francisco, y sobre cómo ve las cosas.

Por otra parte, sugeriría leer más a Santo Tomás y filósofos católicos de autoridad contrastada.

El ambiente cultural occidental está entrando en barrena racional: como dijo Benedicto XVI, estamos asistiendo a una derrota de lo racional y de la razón, tal como pasó durante el fin del Imperio Romano.
24/05/16 12:10 AM
ramona
Que tristeza que los aqui super catolicos descalifiquen al Santo PADRE...Y SIEMPRE SON LOS MISMOS..Llegan a hacer comparaciones entre la cultura de uno y otro papa??Como si al Espiritu Santo eso le importase!!!Es como reprocharle porque eligio a Pedro y no a Pablo como primer Papa de su Iglesia!!Cuando van a misa por quien pide toda la Iglesia universal???Por su papa o sea FRANCISCO...no BENEDICTO...Y LO HACE ASI PORQUE EL Espiritu Santo lo decidio asi.
Hacen recordar aquel pasaje biblico sobre Moises :27 Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? Otros para criticar y juzgar todo lo que hace el papa dicen SI PER HASTA PABLO LLAMO LA ATENCION A PEDRO..cierto pero se olvidan que Pablo ni nadie jamas menosprecio o se opuso o no respeto la supremacia de Pedro!!!que tristeza!!!OPONERSE AL ESPIRITU SANTO SI ES PACADO...Y TAN GRAVE QUE NO SERA PERDONADO NI AQUI NI EN LA OTRA VIDA!!!
24/05/16 2:19 AM
David
Ramona, oponerse al Espíritu Santo es pecado. Decir que oponerse al Papa en cualquier circunstancia es oponerse al Espíritu Santo también es pecado: se llama papolatría.

Y no es un problema de cultura, sino de bases filosóficas correctas o erróneas. Se puede ser alguien sin apenas formación y sostener la verdad o ser un gran estudioso y estar errado.
24/05/16 7:45 AM
ramona
David..

Al negar que el ESPIRITU SANTO puso y eligio como guia de se Iglesia al Papa Francisco es irse contra el E.S.

Atacar cada una ,pero cada una de las palabras..no hablamos de decisiones..del papa ,desligitimando,poniendo como mas validas las de cualquier persona,sea filosofo o no.comparando y confrontando todas las veces cada cosa que hace nuestro Papa con lo que hacian o decian los anteriores ,como diciendo siempre LOS OTROS SII ,ESTE ES UN TIPO VILLERO..ES COMO DECIRLE AL E,S...!PORQUE ELIJIO a un pescador y no a un Culto e ilustrado hombre como Pablo para Pastor de su Iglesia!!Ejemplo claro este comentario:

Ricardo, cálmate. Te puedo asegurar que gran parte de los cardenales que le eligieron no tenían ni idea de que él sostenía esos cuatro postulados. Es una pena que no se puedan dar públicamente varios nombres de cardenales que hoy están angustiados por lo que hicieron. Pero ya han tomado nota. No caerán de nuevo en ese error.O SEA EL E,SANTO no sabia,no guio,no decidio??? CREER ESO ES PECADO!! AFIRMAR ESTO ES MENTIRA Y POR TANTO PECADO MORTAL otro ej.:3. - la realidad es más importante que la idea: el centro del pensamiento bergogliano, tal y como lo ha confirmado en AL: la doctrina es un mero "ideal". Lo que importa es la realidad. Si la realidad dice que el pueblo ha aceptado la homosexualidad y el adulterio, metámoslos en la Iglesia.
Ej,3. Nadie sabe bien qué dice, qué hace, qu
24/05/16 7:33 PM
Gregory
David el punto aquí no es papolatria ni nada parecido sino antibergoglianismo es decir de Bergoglio nada, es una actitud que de por si no es pecado ni nada parecido, es un prejuicio y una incapacida de ver más allá de la nariz. Como he dicho las reflexiones del papa han surgido de su labor pastoral él las considera validas y las propone no las obliga es todo.
24/05/16 7:48 PM
Luis Fernando
Ramona, permítame que entre en su charla con David. Lo cierto es que el Espíritu Santo no elige los Papas. No lo digo yo. Lo dijo el cardenal Joseph Ratzinger en 1997:

«yo no diría que el Espíritu Santo elige al Papa, pues no es que tome el control de la situación sino que actúa como un buen maestro, que deja mucho espacio, mucha libertad, sin abandonarnos».

Y:

«hay muchos Papas que el Espíritu Santo probablemente no habría elegido».

Y:

«el papel del Espíritu Santo hay que entenderlo de un modo más flexible. No es que dicte el candidato por el que hay que votar. Probablemente, la única garantía que ofrece es que nosotros no arruinemos totalmente las cosas»

abc.es/sociedad/20130313/abci-ratzinger-espiritu-santo-201303121931.html
24/05/16 8:04 PM
Gregory
Disculpa L.F. y por supuesto el Cardenal Ratzinger pero si creo que el Espíritu Santo algo tiene que ver, de alguna forma es un misterio. La adhesión al papa tampoco puede ser cosa de gustos o de temperamento
24/05/16 10:28 PM
ramona
LUIS FERNANDO..

Con todo respeto...pero el primer papa lo ha elegido el mismo Cristo..y despues en SU iglesia desde se ha hecho como "nos ha parecido bien a nosotros y al ESPIRITU SANTO"
Y siendo que el papa es el obispo tanto de Roma
la Iglesia enseña que la plenitud del orden sacerdotal se alcanza mediante la consagración episcopal. Y esta confiere la gracia del Espíritu Santo, de esta manera los obispos, de manera eminente y visible, hacen las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Sacerdote y actúan en su nombre. En consecuencia, siempre que un sacramento es celebrado conforme a la intención de la Iglesia, el poder de Cristo y de su Espíritu actúa en él y por él, independientemente de la santidad personal del ministro. Pero los frutos de los sacramentos dependen también de las disposiciones del que los recibe como explica el Catecismo de la Iglesia Católica:

1550 Esta presencia de Cristo en el ministro no debe ser entendida como si éste estuviese exento de todas las flaquezas humanas, del afán de poder, de errores, es decir del pecado. No todos los actos del ministro son garantizados de la misma manera por la fuerza del Espíritu Santo. Mientras que en los sacramentos esta garantía es dada de modo que ni siquiera el pecado del ministro puede impedir el fruto de la gracia, existen muchos otros actos en que la condición humana del ministro deja huellas que no son siempre el signo de la fidelidad al evangelio y que pueden dañar por con
24/05/16 10:52 PM
Horacio Castro
Quizá no es momento y lugar para hablar de algunos misterios sagrados, pero probablemente el “yo no diría”, “que el Espíritu Santo probablemente” y que “Espíritu Santo hay que entenderlo de un modo más flexible”, son pensamientos con los que el mismo Papa Emérito no está conforme ahora. Efesios 1, 3-6: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo” (acerca de la gloria eterna), ¿cómo no habría de hacerlo también con Pedro y sus sucesores?
25/05/16 12:06 AM
ramona
L.FERNANDO...continuando...siempre para crecer,no para discutir ni polemizar...usted cita tambien cardenal Ratzinger que expresa una opinion no una verdad de fe...

es interesante ver que cosa dice el catecismo al respecto..

881 El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella (cf. Mt 16, 18-19); lo instituyó pastor de todo el rebaño (cf. Jn 21, 15-17). "Consta que también el colegio de los apóstoles, unido a su cabeza, recibió la función de atar y desatar dada a Pedro" (LG 22). Este oficio pastoral de Pedro y de los demás Apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia. Se continúa por los obispos bajo el primado del Papa.

882 El Sumo Pontífice, obispo de Roma y sucesor de san Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles "(LG 23). "El Pontífice Romano, en efecto, tiene en la Iglesia, en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, la potestad plena, suprema y universal, que puede ejercer siempre con entera libertad" (LG 22; cf. CD 2. 9).
NO ESTAR DE ACUERDO CON ESTA OPINION DE DAVID : El populismo no basta para sostener un pontificado más allá de unos pocos años. Los gestos se acaban y dejan de tener su importancia cuando se repiten constantemente. Y su discurso empieza a tener el mismo problema. Se repite más que una sopa de ajo.
NO ES PAPOLATR
25/05/16 1:09 AM
Luis Fernando
Ramona, tras años y años debatiendo en la red con protestantes en defensa del papado y el ministerio petrino, créame que me conozco bastante bien la doctrina católica al respecto.

Y como me la conozco, le digo:

1- El Espíritu Santo NO elige directamente a los Papas. Tal idea no forma parte de la doctrina católica sobre el papado. Y no me haga darle la lista de papas indignos, necios, adúlteros, sodomitas, etc, que ha habido en la historia. No me imagino yo al Espíritu Santo eligiéndoles.

2- Hay acciones y decisiones papales que pueden ser criticables, por supuesto sin faltar al respeto y la devoción filial exigidas. Así lo vemos en la Biblia y en la historia de la Iglesia.

Esos dos puntos son independientes de quién es ahora Papa. Vale para todos los papas pasados, presentes y futuros.
25/05/16 9:16 AM

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