Con celeridad inusitada están saliendo al paso de malinterpretaciones de sus palabras. Con lo que lo que parecían enormes incendios se apagan inmediatamente. Han aprendido la lección.
Don Javier Martínez, Don José Ignacio Munilla... Si todo es facilisimo de explicar ante las trapacerías de los de siempre. Que están a la que salte. Y si no salta la hacen saltar.
Pero hay otra lección que algunos todavía no han aprendido. Aunque, visto lo visto, no tengo duda de que lo harán inmediatamente.
Está en la naturaleza del lobo morder. Y a veces te encuentras con el mordisco sin comerlo ni beberlo. Pero en ocasiones también se comete la imprudencia de meterse en la boca del lobo. Y eso se debería evitar.
Hay medios en los que un obispo debe saber que le van a dar la dentellada. Con ocasión o sin ella. Pues deberían evitar esos medios. En los que seguro se van a inventar lo que no dijo o retorcer lo que dijo.
Y muy bien la puntualización inmediata. Sin esperar a que se pudra la cuestión pensando que ya escampará. Porque no va a escampar. Los de siempre van a estar siempre a ver donde les pillan. Y además están furiosos con los nuevos obispos. Si alguno de nuestros pastores cree que por ser él muy listo y muy simpático los va a amansar se equivoca de quilla a perilla. No les pueden ver y van a por ellos. A los católicos nos toca respaldarles y defenderles. Y tomar nota de quienes, diciéndose católicos, se alinean una vez más, como siempre, con los enemigos de la Iglesia.
Francisco José Fernández de la Cigoña
Publicado en La Cigueña de la Torre