Leo, sin asombro y sin escándalo, que “Izquierda Unida ha iniciado este lunes una campaña con el lema ‘Madrid sin Papa’, en la que muestra su rechazo a la visita de Benedicto XVI a España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.
Esta formación política, que se dice de izquierdas y que, no se sabe si por suerte o por desgracia, ha perdido significación parlamentaria y social, trata, legítimamente, de llenar con ocurrencias el vacío en que la va sumiendo más la ausencia de ideas que la de votos.
Reclaman ellos un “Madrid sin Papa”, y entiendo yo que de ese modo reclaman un ‘Madrid sin Jornada Mundial de la Juventud’, pues los miles de jóvenes que, desde todos los países del mundo, se están concentrando en Madrid, no se mueven para ver al Papa sino para compartir la fe, y es el Papa quien, por encontrarse con ellos y confirmarlos en esa fe, entiéndase por servir a estos jóvenes, viene a Madrid.
Nuestros amigos de Izquierda Unida han perdido una magnífica ocasión de dirigirse a esos jóvenes, de darles una sincera bienvenida, y de recordarles, desde un proyecto laico de izquierda política, la requerida fidelidad de los creyentes a una bien documentada izquierda evangélica. Porque los jóvenes católicos, y el Papa que nos dirige por las cañadas de la fe, saben de pobres y de compromiso con ellos, aman a Cristo y aman el evangelio de Cristo, y desean vivirlo con verdad, aunque a todos nos condicionen limitaciones y pecados.
Hoy, en los jóvenes católicos, como en el Papa, una voz que reclamase lucha solidaria contra el hambre en el mundo, empeño común por una función política no corrompida, denuncia del capitalismo financiero que devora el futuro de los pueblos, defensa de los derechos de los parados, de los emigrantes, de los marginados sociales, de los esclavos, de los que no tienen voz, esa voz no hubiese encontrado en el corazón de los creyentes sólo un eco disminuido, sino una amplificación multiplicada hasta el infinito por la fuerza de la fe, la esperanza y el amor.
Ustedes, sin embargo, han preferido reclamar un Madrid sin Papa, un Madrid ‘sin nosotros’, puede que añorando un Madrid ‘contra nosotros’. Y eso me lleva a temer que no representen ya un proyecto de izquierdas, que a ustedes no les interesen las víctimas de la injusticia, y que su campaña de hoy sea sólo ruido para recordarse a sí mismos que existen.
+ Santiago Agrelo, ofm.
Arzobispo de Tánger