Cierto periódico nos ha querido “deleitar” con una ráfaga de artículos que van más allá de la crítica. No voy a citar el periódico ni voy a citar tales artículos ni a los que los han escrito, no pienso hacerles publicidad. No se merecen ni eso.
De lo que sí voy a hablar es de que tal periódico y esos artículos van más allá de la crítica y pienso que el objetivo es difamar, ofender, denigrar, injuriar, humillar los sentimientos religiosos de millones de católicos en el mundo, no sólo en España. Porque recordemos que cuando se ataca a la Iglesia en una parte del mundo a toda la Iglesia se está atacando, cuando se ataca a un católico en alguna parte del mundo a todos los católicos se está atacando. Y cuando esto ocurre al propio Jesucristo -al propio Dios- se está ofendiendo, denigrando, injuriando.
Pienso que esto es muy claro, especialmente en uno de los artículos, donde se utiliza la esencia del Padre Nuestro, jugando con un doble sentido de la palabra “Padre”: referida al Santo Padre y referida a Dios-Padre.
No soy jurista, pero pienso que en estos artículos pueden entran en el delito tipificado en el Código Penal, en el artículo 525: Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.
Pienso que incluso podría aplicarse, también, el artículo 524 del Código Penal, dado que éste sanciona los actos de profanación. Y profanar -según el común lenguaje- es tratar una cosa sagrada sin el debido respeto. Y el debido respeto de una cosa sagrada de una religión viene dada, en buena medida, por la misma religión. Además, para que pueda estimarse el tipo delictivo, se requiere que la conducta revista cierta gravedad concurriendo un elemento tendencial en ofensa de los sentimientos religiosos legalmente tutelados. Y pienso que en estos artículos, especialmente en uno de ellos hay muchísimo más que elementos tendenciales.
Concluyo afirmando que pienso que con la escritura y publicación de estos artículos, especialmente de uno de ellos, se busca, de forma consciente y deliberada, atacar, ofender, menoscabar y vejar los sentimientos religiosos de todos los católicos. Ofensa pura e injusta.
Hago un llamamiento a todos los juristas católicos que, ya individualmente como también colectivamente, presenten las denuncias apropiadas contra este periódico y los articulistas en concreto.
Antonio Ramón Peña Izquierdo