Los milagros entre infieles de Wojtyla, por Anna Maria Liguori

La carta de Bruner Baker viene de Texas: «Tenía un cáncer de colon, estaba lleno de metástasis y me estaba muriendo. El tumor desapareció cuando pedí ayuda al Papa Wojtyla. Soy de confesión bautista». D. W. Richards escribe desde el Reino Unido: «Soy miembro "libre" de la Iglesia de Inglaterra. Tuve un accidente en el que me rompí ligamentos y músculos de una pierna. El dolor era constante e insoportable. La noche en que Juan Pablo II murió, soñé con él. A la mañana siguiente, el dolor había desaparecido». Irina Grigorievna Klinova, cristiana greco-ortodoxa, manda su mensaje desde Moscú: «Mi hijo estuvo inmóvil en su cama durante tres años. Entre los iconos en casa, tengo una imagen del papa polaco y le recé mucho. Después de poco tiempo, Ilja se levantó. Ahora camina».

Baker, Richards y Klinova escribieron a la Oficina de la Postulación de la causa de beatificación de Juan Pablo II, en Roma. Los números de protocolo asignados a estas cartas son, respectivamente, el 47, el 156 y el 843. No son católicos, pero quisieron ofrecer su testimonio sobre la "fama de santidad" atribuida al Papa Juan Pablo II. El Postulador, es decir, el abogado defensor del Papa, monseñor Slawomir Oder, ha catalogado en los últimos años, junto con innumerables cartas provenientes de católicos, otras de creyentes en Alá o Brahma, de budistas y de algunos judíos, como la norteamericana Melanie Eichinger (número de protocolo 1887), ahora católica por haberse sentido «inspirada por la vida de Wojtyla».

«Hemos recogido», explica monseñor Oder, «los frutos del diálogo interreligioso: millones de personas han visto rezar a Juan Pablo II en el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén. O entrar en una sinagoga en Roma: fue el primer Papa que lo hizo. Con el Dalai Lama, guía espiritual del budismo tibetano, ha tenido otros encuentros». Karol Wojtyla siempre buscó un terreno común, ya sea doctrinal o dogmático. Pero sólo ahora, desde abril de 2005, después de su muerte, se descubre verdaderamente cuánto amaron y comprendieron profundamente los no católicos al predecesor de Ratzinger. Las cartas reunidas por el Postulador son piedras de un mosaico que busca reconstruir las obras espirituales y la humanidad del Papa polaco. Cada una contiene un pequeño episodio, hasta ahora desconocido, que nos ha legado: sueños, revelaciones, voces, "gracias" físicas y espirituales. Por ejemplo, Aminata Fall, musulmana (número de protocolo 210), después de haber soñado dos veces con el Papa Wojtyla que la acogía y protegía, ahora pide que se convierta en "testigo de santidad".

En línea con los carteles con la inscripción «Santo subito» que se mostraron en la Plaza de San Pedro el día de los funerales del Pontífice, ha habido también testimonios como los que hemos citado que pedían que se permitiese un rápido comienzo de la causa de beatificación. Sin olvidar, como ha contado el mismo monseñor Oder en el libro “Por qué es santo” (Rizzoli), escrito junto con el periodista Saverio Gaeta, que fue Benedicto XVI quien, durante un encuentro privado, indicó al Postulador el camino que debía tomar: «Háganlo rápido, pero bien, de forma impecable».

No es extraño que en las causas de canonización se escuche a los no católicos, pero también a los no cristianos y de no creyentes. «Siempre son relevantes los testimonios, por ejemplo, de un musulmán», explica el Prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos, el Cardinal José Saraiva Martins. El cual, responde a los que ponen en duda la comprensión por parte de los no católicos del mismo concepto de "santidad": «Es evidente que para contarnos su contacto espiritual con el Papa Wojtyla, un musulmán debe haberse dirigido a él para recibir una señal. En otras palabras, para recibir un milagro se necesita una intercesión, quien lo pide confía en que esta intercesión va a conseguirlo y, por lo tanto, cree que esta persona es santa. Entre la oración y la intercesión hay una causa y un efecto. El resultado sólo es atribuible a Dios». Y continúa: «Además, a menudo se olvida que lo que le interesa a la Santa Sede no es la fe del que ha recibido el milagro, sino el milagro en sí. Si un enfermo reza al Papa Wojtyla y se cura, ése es el hecho decisivo». Por ello, en el Vaticano, los sesenta médicos especialistas que, basándose en los criterios de la medicina moderna, no consiguen explicar una curación, dan un dictamen que no tiene nada que ver con la fe, sino únicamente con la ciencia. «Esto vale para los que creen y para los que no creen. Y en este punto es cuando se cede la palabra a los teólogos», concluye el cardenal Martins.

Después de cuatro años de intenso trabajo, el Papa Ratzinger autorizó, el 19 de diciembre pasado, la publicación del decreto que reconoce las "virtudes heroicas" del Papa Juan Pablo II. Este hito de la causa ha hecho que Wojtyla se convierta en "venerable". Para su proclamación como "beato", hay que esperar la aprobación de un supuesto "milagro" atribuido a su intercesión ante Dios. La curación, que se sometió a la Consulta medica de la Congregación para las Causas de los Santos, corresponde a una religiosa francesa que sufría la enfermedad de Parkinson. En caso de que no superase la investigación de los médicos y de los teólogos, hay muchos otros testimonios de "gracias recibidas" listos para ser estudiados.

En cambio, si la Iglesia reconociese este suceso como científicamente inexplicable y lo atribuyese a una intervención sobrenatural, el Papa polaco probablemente sería beatificado. Después, sólo quedaría la proclamación de su santidad, para la cual se precisaría únicamente el reconocimiento de otro "milagro". Y, como ya ha sucedido en el pasado, podría seleccionarse un testimonio proveniente de un no católico. Así sucedió en el caso de Monica Besra, la beneficiaria del milagro de la Madre Teresa de Calcuta, que era hinduista.

 

Anna Maria Liguori

Publicado en “La Repubblica”, el 28 de febrero de 2010

3 comentarios

Menka
¡Magnífico!
4/03/10 3:46 PM
Nova
Me alegro de saberlo. Quiero mucho a Juan Pablo II, fue un gran Papa.
6/03/10 12:42 AM
Elena
¡Qué alegría! Aunque no estoy sorprendida, todos los que los queremos tantísimo lo estábamos esperando.
6/03/10 10:59 PM

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