Compruebo asiduamente como católicos de las diversas espiritualidades, movimientos y grupos nos enfrentamos en los medios de comunicación pública con motivo de puntos de vista más o menos importantes, sin valorar el daño que realizamos, y con ello hacemos un flaco favor a Cristo y a su Iglesia.
Me parece lógico, y hasta de lo mas normal, que existan diversas visiones de la realidad, y de cómo debemos los cristianos hacer frente a las diversas situaciones que nos rodean. Y mas en estos tiempos de crisis moral que vivimos, donde parecería que el cielo se ha cerrado, y que la luz no consigue cruzar las brumas que han creado diversas ideologías como el relativismo, el socialismo, el feminismo o el nacionalismo, entre otras. Lo que no me parece normal es que estas diferencias se pongan de manifiesto de modo publico.
Pues bien, en estos últimos días hemos asistido a dimes y diretes en los medios de comunicación en relación con la marcha que tendrá lugar el 7 de Marzo contra la nueva ley del aborto y a favor de la vida, y que ha sido convocada, entre otras asociaciones y grupos cristianos, por Hazte Oír.
Según algunos sabios y entendidos, –Juan Manuel de Prada, entre ellos–, dicha manifestación se realiza con la intención de solicitar del gobierno un referéndum sobre la ley del aborto, y puesto que lo consideran un grave error, fundamentalmente porque la vida no puede ser legalizada o no por votación popular, salen a la palestra de los medios de comunicación, entre ellos al diario ABC, indicando los errores de los promotores, y tirando por tierra el trabajo de muchos meses de diversas personas, que equivocadas o no, son cristianos, son católicos, son nuestros hermanos en Cristo.
Frente a ello la respuesta no se hace de esperar desde las filas de Hazte Oír, y Elentir, otro buen cristiano, ataca a Juan Manuel, tildándolo de mentiroso, y defendiendo su postura y el trabajo de miles de personas. De este modo deja en entredicho lo afirmado por Juan Manuel de Prada, y comienza una nueva batalla dialéctica que desata nuevas pasiones entre los católicos, que lo único que consiguen es desorientarlos. ¿Quien tiene la razón? ¿Quiénes son los buenos en este drama que es el aborto?.Todo esto me recuerda un pasaje de la Sagrada Escritura que nos presenta a unos a favor de Pablo y a otros de Apolo.
Pues bien, flaco favor están haciendo ambos a la Iglesia, a Cristo y a la causa de los no nacidos, porque si hay algo a lo que estamos llamados los cristianos, por encima de incluso de nuestra razón, es al amor y a la unidad.
En conclusión, me importa bien poco quien tiene la verdad, tampoco quien tiene la razón; me importa aun menos sus intenciones. Lo único que ambos deben tener claro es que como bien dice el refrán, “frente a la duda, genuflexión”; es decir, aun cuando no veamos clara la actitud de otros cristianos, cuanto menos por amor a Cristo y a su Iglesia, guardemos silencio y recemos.
Andrés Marín de Pedro