Malthus afirmaba que la disparidad entre alimentos y población era la causa mayor de la miseria en el planeta y que, para evitarla, era necesario controlar el crecimiento de la población. Su teoría de la población era bien simple: la población humana crece exponencialmente, mientras que la producción de alimentos aumenta, cuando más, aritméticamente.
Los vaticinios de Malthus no se han cumplido –la producción de alimentos ha superado con creces a las necesidades de la población–. Si todavía hay hambre en el mundo es debido a problemas políticos y sociales. Esto no ha impedido que las ideas malthusianas hayan seguido vigentes en determinados ambientes académicos, científicos y políticos, impulsando desde hace décadas innumerables medidas legislativas encaminadas al control de la población.
En 1974, el informe de Henry Kissinger, titulado Implicaciones del Crecimiento de la Población Mundial para la Seguridad de los Estados Unidos y sus Intereses en el Exterior, llega a proponer un control de la natalidad que elimine los entre 3.000 y 4.000 millones de seres humanos que estarían de más hacia el año 2000.
A partir de 1981, el argumento se disloca de la amenaza de la falta de alimentos a la protección del medio ambiente. Así, comienzan a aparecer iniciativas de control de la natalidad promovidas por asociaciones ecologistas. Este año, Gro Harlem Brundtland, ex-Directora de la Organización Mundial de la Salud, presidiendo una Comisión de la ONU, fue la primera que sostuvo públicamente el binomio control de natalidad = salvaguarda del medioambiente, y quien debemos también el concepto de “desarrollo sostenible”.
La antinconcepcion es la tecnología "más verde" (The Guardian, 3 de diciembre de 2009)
Por su parte, la Optima Población Trust (OPT), respaldada por Sir David Attenborough, el ex diplomático Sir Crispin Tickell y mascarones de proa ecologistas, como Jonathon Porritt y James Lovelock, propone un plan radical para reducir el CO2: que las naciones ricas, para compensar las emisiones de CO2, paguen una planificación familiar en larga escala en los países pobres. Esta organización sostiene que la planificación familiar es la forma más eficaz para reducir el riesgo de calentamiento global catastrófico.
«El sistema, llamado PopOffsets, establece la relación [entre el aumento de la población y el cambio climático]», dice el director Roger Martin: «Ofrece una respuesta práctica y sensata. Por primera vez, los individuos, empresas y organizaciones tendrán la oportunidad de compensar voluntariamente sus emisiones carbono mediante el apoyo a proyectos para ofrecer servicios de planificación familiar».
El informe Fewer Emitters, Lower Emissions, Less Cost (Menos emisores, menos emisiones, menos costo) encargado por el Optimum Population Trust de la London School of Economics, concluye que «considerada únicamente como método de reducción de emisiones futuras de CO2», la planificación familiar –léase “aborto”– es más barata que las mejores tecnologías. Afirma que la planificación familiar deberá ser vista como el principal método para la reducción de emisiones.
«El nivel actual de crecimiento demográfico es insostenible y crea una presión intensa sobre los recursos mundiales. La actividad humana está acentuando el calentamiento global, y niveles más altos de población significan, inevitablemente, emisiones más altas y más víctimas del cambio climático», dijo Martin.
La anticoncepción es casi cinco veces más barata que las tecnologías verdes convencionales como medio de lucha contra el cambio climático, según esa investigación. Roger Martin afirmó: «Siempre ha sido obvio que las emisiones dependen del número de emisores y de sus emisiones individuales, el tonelaje de CO2 no podrá disminuir drásticamente, como deseamos, mientras se mantenga el crecimiento de la población. El tabú de mencionar este hecho ha tornado el debate sobre el cambio climático irreal. Equilibrar los niveles de la población ha sido siempre ecológicamente esencial, y este estudio muestra que también lo es económicamente».
Martin agregó: «El potencial para hacer frente al cambio climático atendiendo al crecimiento de la población a través de una mejor planificación familiar, junto con el enfoque convencional, es claramente enorme y debemos instar a todos los involucrados en el proceso de Copenhague para aceptarlo plenamente».
En nombre de informaciones científicas, denunciadas como fraudulentas, caminamos hacia la mayor matanza de inocentes de la historia de la humanidad.
¿Quién es este dios sanguinario al que se inmolan millones de niños?
El Secretario General de la ONU, Kofi Annan, con motivo del discurso inaugural de la sesión especial de la Asamblea General denominada Beijing+5, hace suya una afirmación de las organizaciones eco-feministas enroladas en la Red del Día de la Tierra: «Nosotros no somos huéspedes de este planeta. Nosotros le pertenecemos». Annan se refiere a los intentos de «reingeniería de las religiones», un panteísmo cada vez menos disimulado en documentos oficiales de la ONU y que denominan «globalización de las creencias religiosas».