¡Venga tu Reino! Venid a mí
Sagrado Corazón de Jesús. Retablo Santuario Nacional de la Gran Promesa de Valladolid. - Wikimedia

¡Venga tu Reino! Venid a mí

Nos dirigimos así a Jesús: ¡venga tu reino!, y Él se dirige a nosotros y nos dice venid a mí. El Señor nos propone vivir en la mansedumbre-fortaleza y en la humildad; humildad para no ser prepotentes y fortaleza-mansedumbre para no ser pusilánimes.

¡Venga tu Reino! Venid a mí

La lanza abrió el costado de Cristo en la cruz. Se derramó sangre y agua, y comenzó su reinado. Su entrega total, exhaustiva y plena, reina sobre el pecado y, resucitado de entre los muertos, el Hijo de Dios reina sobre la muerte. Su reinado está ya presente en la historia y en el cosmos, pero aún no es pleno. Por eso el propio Jesús nos anuncia una segunda venida, para que su parusía establezca el reinado pleno y definitivo sobre la humanidad y el cosmos, recapitulados en el cuerpo glorioso de Jesucristo para la eternidad.

El pueblo santo de Dios, siguiendo también la oración del mismo Jesús y de los pobres de Yahvé, peregrina gimiendo maranata, venga tu reino. Así gemimos, así oramos, así vivimos, con la alegría de experimentar ya su reinado, con la esperanza de la venida del Reino de Dios, con el compromiso de anunciar y ensanchar este reinado al mismo tiempo que seguimos peregrinando.

Nos dirigimos así a Jesús: ¡venga tu reino!, y Él se dirige a nosotros y nos dice venid a mí. Venid a mí los que estáis cansados y agobiados; venid y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. El Señor nos propone vivir en la mansedumbre-fortaleza y en la humildad; humildad para no ser prepotentes y fortaleza-mansedumbre para no ser pusilánimes.

El jubileo que comenzamos este mes en la solemnidad del Corazón de Cristo quiere ser la oportunidad de vivir plenamente este coloquio orante: “venga tu reino”, “venid a mí”. Quiere ser una ocasión para que podamos encontrarnos con su misericordia, para que experimentemos en ella su reinado y para que, escuchando de sus labios, de su corazón: “reinaré”, podamos salir al camino de la vida. El Señor que nos dice “venid a mí”, nos dice también salid, id, anunciad el Evangelio, llamad a la conversión, proclamad que el reino de Dios está ya entre vosotros, y que el reinado pleno y definitivo está decretado.

Nos acompaña en esta peregrinación el Espíritu de la promesa, y queremos vivir desde este jubileo una puesta a punto de nuestro corazón, personal y eclesial, para seguir las mismas huellas de Jesús en todo su recorrido, por el pesebre y por la cruz.

En el año 2025, el papa Francisco nos convoca a un jubileo, precisamente para celebrar el paso de Jesús por el seno de María y su nacimiento en el pesebre de Belén. Y en un horizonte a diez años vista, cuando se cumplan trescientos años de la promesa realizada por el Corazón de Cristo al beato Bernardo Francisco de Hoyos, la Iglesia llena de júbilo celebrará en el año santo de los dos mil años de la redención. En esta perspectiva de diez años queremos disponer nuestra Diócesis para el encuentro con el Señor, para que albergue la experiencia de la misericordia y para que siga acometiendo la dulce alegría de evangelizar.

Invoquemos al Espíritu del Señor para que nos permita reconocer a Jesucristo como Señor de nuestras vidas e introducirnos en su Corazón para experimentar su misericordia, su alegría y su envío.

Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío

 

+Mons. Luis Argüello, obispo de Valladolid

16-30 de junio de 2023

2 comentarios

Alvar
Fortaleza es defender la palabra de Dios, toda.
Humildad es reconocer que la Verdad siempre es verdad aunque el mundo cambie o progrese hacia el desastre.
16/06/23 2:29 PM
Nova
Venga tu Reino, sí, pero... nada de Estado confesional católico y nada de partidos políticos católicos, no vaya a ser que, en España, vuelva a haber leyes conformes con el Evangelio, huy... Por lo visto, Jesucristo debe reinar en los corazones de los católicos... y en nada más.
16/06/23 4:24 PM

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